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Cinco meses, estaban en otra cita obligada. Seguían con eso pues se les había sido algo rutinario y no lo veían malo si no se mencionaba nada relacionado a su matrimonio.

Habían decidido ir al centro comercial para comprar algunas cosas, tenían su pago en sus tarjetas y eran más que felices comprando. A la vuelta Crowley manejó hasta la casa mientras Aziraphale iba de copiloto, se había hecho tarde.

— Hoy la pasé bien — Habló Anthony, no sabía qué cara hacía pues todavía seguía fijo en la ventana — Gracias por acompañarme a las tiendas que yo quería.

— Nunca hace mal vitrinear, querido.

— Sí, terminaste comprando cositas de las tiendas donde voy, qué bueno que tenía descuento con mi membresía.

— Cosas buenas de ser hijo de ese hombre. — Respondió, bajo.

No era nuevo mencionar el desagrado que le tenía a su supuesto suegro, tenía el poder suficiente para hacer un matrimonio pseudo/arreglado y que su hijo fuese un mimado. Pero Anthony Crowley era un idiota que no se dejó influenciar, a veces era un tonto, sí, pero tenía los pies en la tierra.

No escuchó nada de Anthony hasta que llegaron, él tenía también un resentimiento por su padre pero desde siempre detestaba hablar sobre eso.

Al estacionarse, Aziraphale se acarició la cabeza, eran muchas cosas las que debían subir.

— Será mejor que busque el carrito...

— Soy más fuerte de lo que crees, Azira.

Su tono fue entre animado y apagado, se notaba que quería mantenerse como siempre cuando por las palabras del albino lo habían vuelto a desanimar. Crowley tomó las bolsas y las levantó, parecía ser que sí podía llevarlas hasta el ascensor.

Pero aunque todo se veía bien, muchas de las bolsas de papel se rompieron.

Aziraphale tuvo que buscar el carro de todos modos. En casa le sirvió un café a Crowley para que dejase de hacer sus berrinches dramáticos ante su humillación pública.

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Gimme Love!!  [Ineffable Husbands]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora