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Crowley a pesar de ser fastidioso con las personas, respetaba muy bien el espacio vital, no era insistente cuando algo realmente molestaba. Tampoco solía mostrar en lado empalagoso, pocas veces había abrazado al albino y era solo un momentos específicos.

Ese momento no lo era.

Habían estado cada uno en lo suyo, Aziraphale estaba leyendo un libro que había comenzado anteriormente y pasaron horas hasta que se había levantado del sofá. Eran las siete de la noche y le tocaba hacer la cena, así que ya no podía atrasarse más.

— Hoy no deseo comer mucho, ¿quieres algo en especial? — Preguntó dirigiéndose a la cocina, Crowley estaba recostado en el sillón libre, con el gato sobre su pecho.

— Sorprendeme. — Contestó.

Aziraphale suspiró y se colocó un broche haciendo atrás sus rizos, ya estaban creciendo y cubriendo parte de su mirada, era algo incómodo pasar soplándose para no cubrir su vista. Una vez en la cocina calentó el agua y sacó los panes.

En todo ese recorrido no se dió cuenta que el pelirrojo también estaba de pie y en el umbral de la cocina, con los brazos cruzados y observándolo.

— Ah... No hay café. — Dijo en voz alta Aziraphale — Tendrás que ir a comprar si quieres.

— No importa. Puedes hacer té.

Arrugó el entrecejo desconcertado, no era una respuesta que se esperaba del más alto. Se acercó al refrigerador y lo abrió, viendo qué acompañamiento habría para el pan. Solo cuando lo cerró se topó con el cuerpo del pelirrojo.

— ¿Qué pas

No pudo hablar, quedó en nada al sentir cómo los brazos impropios rodeaban su cuerpo. No supo qué decir, no se lo esperaba y lo único que sintió fue una calidez que se le era entregado hasta su rostro, el cual se enrojecía. Debido a su altura, apenas Aziraphale podía pasar su mentón sobre su hombro; los brazos de su amigo lo envolvieron sin presionar, por sus ropas era extremadamente cómodo.

— Anthony... — Tragó saliva — ¿Te sientes bien?

Recibió una risita, la misma que oía cuando estaba contento pero ahora sintiendo la vibración que provocaba sus cuerdas vocales al vibrar. Se estremeció, y tuvo que reaccionar rápidamente tapando parte de su rostro apenas el más alto se separó.

— Estoy bien, ángel. ¿Es que no te puedo abrazar?

— ... Tampoco lloraste porque no había café.

Le miró de soslayo, Crowley tenía una sonrisa diferente, sentía que la había visto antes, pero no pudo recordar.

— Ya compraré mañana después de trabajar.

Con más dudas que respuestas, Aziraphale asintió y trató de no tocar el tema del abrazo.

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Gimme Love!!  [Ineffable Husbands]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora