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La pareja había decidido pasar el resto de la tarde acostados en la cama, Crowley había decidido comprar una televisión más pequeña para colocarla en la habitación que compartían y así tener excusas de mantenerse en la cama. Los primeros días había sido una idea rechazada por el albino, más que nada porque quería evitar fomentar más la pereza que yacían en sus cuerpos, mas, este mismo pecado ayudó a que aceptase.

Habían estado viendo televisión mientras que Adam dormía entre las piernas de ambos padres, no era justo que ellos estuviesen acostados y el pobre solo en el salón, Aziraphale era muy feliz acompañado por el minino, y mucho más satisfecho al estar apoyado en el pecho de su novio.

— ¿Sabes? A veces me dan grandes deseos de tatuarme.

— ¿Qué dices?

Fue un comentario bastante fuera de lugar, se separó del abrazo para alzar una ceja confundido. Crowley había sentido su mirada pues dejó de estar pendiente a la televisión para ver a su ángel.

— Eso, que quizás me tatúe.

— ¿Y qué te harías? ¿Y en dónde?

— Mmm... Lo usual es comenzar en el brazo. ¿No?

— Estás diciendo que te harías más.

— Bueno, si me quedan bien... ¿Por qué no?

Aziraphale se acomodó con cuidado de no despertar al gato, se sentó en su puesto, más lejos del pelirrojo para hacer de la conversación más fluida. Echó una mirada rápida al torso de Crowley, estaba con solamente una remera de manga larga de color negro y algo apretada haciendo que se viera bien las contexturas de su cuerpo.

Pensó por un momento un escenario ficticio donde Crowley tuviera tatuajes, lo primero que pensó serían grandes símbolos o hasta una serpiente en el costado, su pareja tenía un gusto por los símbolos.

— No creo que se te vieran mal. — Confesó Aziraphale, el adverso esbozó una sonrisa, se notaba contento por su aprobación — Pero tu piel seguramente es sensible, por el dolor no soportarías hacerte algo grande.

— ¡Hah! No tengo ni cosquillas.

— ...¿Seguro?

El pelirrojo tuvo un tic en la comisura de su labio, Aziraphale captó eso y alzó las manos lentamente.

— Sí... Sí, sí... Pero por favor, baja esas man-- ¡Ángel!

El albino entonces llevó sus dedos a los costados de su novio, el pobre incluso antes de haber sido tocado había respingado, risas producidas por las cosquillas salieron de su boca siendo una tortura de la que Aziraphale no pararía. Crowley entre sus risas se movía en la cama, pidiendo piedad.

Todo se dio vuelta cuando este intentando frenarlo también agarró los costados del de ojos celestes de tal forma que las cosquillas le atacaran. Entre los dos se dieron una batalla que duró hasta que ambos quedaron agotados, sus respiraciones estaban agitadas y habían rastros de risas hasta que quedaron en silencio.

Por el movimiento, Adam había huido a la cama que tenía en la alfombra.

— Uff... Ángel bastardo, me acabas de matar.

— No sabía que los muertos hablan. — Resopló con una sonrisa agotada en la cara.

Crowley soltó una risa, acarició con cariño la cabellera de Aziraphale, pues este apoyó su cabeza en su pecho. Estaban bastante cómodos así.

— Ángel.

— ¿Mh?

— Sabes, realmente te amo. Soy muy feliz de estar así contigo.

Aziraphale no pudo responder pues estaba muy ocupado tratando de no sonrojarse a tope, solo soltó un ruido que demostraba lo avergonzado que estaba, el pelirrojo solo le abrazó tapando a ambos mejor con las sábanas.

— Áaangel. — Volvió a hablar, deseaba una respuesta, lo sabía.

— Yo también soy feliz...

Demasiado, a veces pensaba que todo era un sueño no obstante con solo un beso aunque fuera en su frente le ayudaba a comprender que todo era real.

— Me tatuaré tu nombre en mi pecho, ¿qué tal?

— ...Dios santo, Anthony.

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Gimme Love!!  [Ineffable Husbands]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora