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Como sus manos tapaban con firmeza su rostro, fácilmente podía sentir su piel ardiendo por todos los sentimientos alborotados en su cuerpo. No había pasado más de otros cinco segundos para volver a sentir un peso sobre un hombro, esta vez era únicamente una mano.

— ...Aziraphale.

Era increíble, podía sentir una entonación desasosegada por parte adversa, bajo y retraída, algo que apenas había escuchado en los momentos de tristeza que pocas veces atravesaron.

— No estoy. No. — Respondió opaco pensando que sus palabras no podían ser más lógicas a ese punto.

Pero no tenía, no existía excusa por lo que hizo, ¿habrá hecho mal? ¿Recibiría un "lo siento, no creo sentir lo mismo que tú"? Su cuerpo se encogió en sí mismo cuando hubo más presión en su hombro, se rehusaba a dar la cara.

— Aziraphale, por favor, me la estás haciendo difícil.

Cómo no estarlo si estaba usando tales palabras.

Se quedó callado pero el pelirrojo usó la cabeza y afirmándole con una mano, la otra la llevó a la silla que usaba el albino para hacerlo girar y así quedara frente suyo. Ahora la única barrera que los dividía, era sus propias manos en su cara.

Seguro estaba haciendo el ridículo negándose tantas veces, era un acto cobarde guardar la mano después de haber lanzado la roca. Dejó de hacer presión en su rostro bajando sus brazos, abrió posteriormente los ojos con lentitud quedando cara a cara con Crowley.

Para su sorpresa, el de ojos miel tenía en sus pómulos un color suave escarlata, sus cejas estaban tensas al igual que su boca, era un aspecto similar al suyo cuando no sabía qué decir, a caso ¿también estaba azorado?

Pareció que ninguno podía hablar, eso solo le daban ganas de llorar.

— Ya te estoy viendo... — Dijo Aziraphale, el adverso pareció reaccionar, esbozando una apenada sonrisa.

— Sí, es que me quedé pegado en tu carita bonita.

— ¿P-Por qué dices eso en un momento como este?

— E-Es que no sé qué decir.

— ¡Entonces...! Entonces...

— Ángel... Sé que esta es la pregunta más tonta que escucharás en tu vida, pero no estaré tranquilo hasta que lo oiga de ti. — Tragó saliva — ¿Te gusto?

Era una declaración que ni ahora se veía capaz de decir, bajó la mirada asintiendo, sentía su labio inferior temblar y sus ojos escocer, no sabía si podía aguantar más.

De pronto otra vez fue abrazado, con firmeza pero con prudencia, su cuerpo parecía ser atrapado por él, ni siquiera le había dado tiempo de alzar su cabeza para posarla sobre su hombro, ahora lo único que veía era su pecho y su aroma envolverlo; junto a unas dulces palabras que fueron en detonante de su sutil llanto.

— Tú también me gustas, Aziraphale...

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Gimme Love!!  [Ineffable Husbands]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora