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Crowley le permitió un tiempo para que pudiera terminar con el tan olvidado trabajo, se demoró alrededor de cuarenta minutos hacerlo, los primeros diez fue solo intentando secarse las lágrimas y recomponerse, no podía seguir laborando si parecía que se le hubiese muerto un familiar, Dios no lo quiera.

Al terminar, Crowley le ofreció una taza con té.

— Conversaremos en el sofá.

Era como si estuviese hablando con otro hombre, de por sí Crowley era muy atento con el, pero pareciese que después del beso aquella característica se multiplicase a mil. Juntos se sentaron en el sofá, cada uno en el cojín correspondiente, de inmediato Adam se subió al regazo de Aziraphale como si percibiera su sentir.

El pelirrojo había correspondido sus sentimientos, pensó que era una broma pero tras pensarlo mientras terminaba su trabajo, más sentido tenía. ¿Cómo se le habría ocurrido que más cosas que Crowley hacía era para jugar con sus sentimientos? Podía ser un tonto, pesado y hasta vulgar a veces, pero manipulador era ridículo.

— ¿Te sientes mejor, Ángel? — Asintió sin dedicarle mirada — Ma alegra~

— Esto me supera...

— A mí un poquito.

— Ajá... — Tomó un sorbo de té, tenía la taza entre ambas manos — Aún así ¿Desde cuándo te...?

— Eehhehe... — Rió llevando su mano a Adam, acariciando su cabecita, ambos sonrieron ante el ronroneo del gatito — No sé, ¿medio año?

— ¿¡Qué!?

Casi se atraganta tras oír eso, si era real no sabría qué sentir, en todos esos meses había sufrido por nada, si se hubiese aventurado desde antes quizás ya podría estar saliendo con Crowley y ahorrando días de sufrimiento emocional. Le miró exasperado.

— ¿Y desde cuando sabías que me...? — Era incapaz de pronunciarlo.

— Uhhh... Esa está difícil, muchas veces sospeché pero habían más días donde actuabas como si apenas pudieras soportarme.

No sabía si golpearle o suspirar agradecido de que Crowley fuese tan despistado.

— Dios mío...

Se quedaron en silencio por un momento, hasta que Crowley volvió a hablar.

— Ángel, entonces... ¿Te gusto de verdad?

— Esa pregunta ya me la hiciste, no la responderé de nuevo.

— Vamos, Áaangel~

— Sí, me gus... — Vio de soslayo su expresión y al ver que sonreía como idiota, le hizo relajarse — Me gustas.

No, no era una sonrisa de idiota, era esa misma sonrisa de cuando estaba enamorado. Ahora que se estaban mirando, Crowley pasó su mano por su mejilla y su cabellera, pasó sus dedos en unas caricias tan suaves y cálidas que parecían ser más efectivas que el té que tomaba.

Ese ambiente romántico que habían vivido hace unas semanas había sido real pero ahora era mucho más sincero, sin secretos de por medio.

Crowley llevó su mano al reposabrazos que estaba cerca de Aziraphale para inclinarse y apegarse, aún con sus mimos, ladeó el rostro para unirse en un beso más formal, más calmada y mutuo. Aziraphale se sintió de maravilla en ese instante, la presión producía sentimientos reconfortantes y un tintineo en el estómago.

Era la gloria besar a quien tanto quería.

Se separaron tras medio minuto, era suficiente por ahora, eso decía su cordura.

El pelirrojo aún con su afectuosa sonrisa, deslizó un pulgar por la mejilla de Aziraphale y ahí mismo le dio un besito.

Se separó.

— Esto hay que festejarlo. ¿Te parece si cocinamos juntos? — Se levantó el más alto con una energía escondida — ¡Ya sé! Acompañemos la noche con unas copas de vino y dejemos que nuestros cuerpos decidan~

— Tenías que arruinarlo, Crowley.

Aziraphale fue tras él a la cocina, cocinaron algo simple y no hicieron más que ver alguna serie juntos, acompañados de un buen vino, quizás no tan apegados pero más cerca de lo usual.

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Gimme Love!!  [Ineffable Husbands]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora