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Llevaban tres meses en la relación, Aziraphale se sentía contento y más porque había hecho un regalo especial para Crowley. El pelirrojo estaba jugando con Adam, le había comprado un laser y ahora el minino parecía tener una habilidad para caminar por las paredes, ese puntero lo volvía loco. Una vez el pequeño "atrapó" el láser, Crowley lo apagó y le dio un pequeño premio comestible para darle un buen estímulo.

Tras ese pequeño show, el timbre sonó.

— Yo vo-

— ¡Yo voy!

Aziraphale de inmediato dejó todo lo que tenía en sus manos y fue a zancadas hasta el citófono, allí le darían instrucciones para que llegase cierto pedido. Crowley se cruzó de brazos apoyándose en la barra, sonriendo curioso.

— Vaya, ¿Qué es lo que ocultas?

El albino se sobresaltó y negó con la cabeza.

— Nada importante.

Pero vaya que sí lo era, la puerta pronto sono y con ello Aziraphale tomó a Adam para que lo sostuviera Crowley y así recibir a los cargadores, cor ellos traían una gran caja, era una cama junto a un colchón, almohadas y nuevas sábanas.

Solo cuando terminó de firmar y que les dejaran las cosas en el comedor, Crowley silbó, anonadado.

— Pero... Ángel, ¿¡Y esto!?

— Sorpresa.

— Oh, es una cama de dos plazas. — Dejó abajo a Adam y deslizó su mano por el colchón, pareció que tras procesar unos segundos, se dio cuenta de qué significaba eso. Sus ojos parecieron brillar y miró a Aziraphale como si fuese un niño pequeño recibiendo un dulce — ¿¡Vamos a dormir juntos!?

— Ya se me hacía raro que no hiciéramos eso...— Carraspeó Aziraphale, empezando a abrir la caja donde estaba parte de la cama — Así que...

— Es una buena excusa. Comprar una cama de dos plazas y debemos usarla. — Pensó Crowley en voz alta — Significa que si compro un anillo de compromiso, lo tendré que usar.

Aziraphale le miró intentando no ruborizarse, solo se escondió detrás del colchón.

— Tonto, estamos ya casados.

— ...Cierto.

Crowley con un ánimo increíble fue con Aziraphale para ayudarle a elegir una de las habitaciones donde pondrían la nueva cama. Estuvieron toda la tarde hasta que por fin habían puesto la nueva cama en la antigua habitación de Crowley, ahora era de los dos; ya era muy tarde así que el siguiente día continuarían.

Esa noche dormirían juntos.

Aziraphale entró ya en pijama a la habitación, la cama se veía increíble y no podía esperar para dormir, estaba algo agotado. Crowley estaba sentado en la orilla, esperándolo, al parecer. Cuando cruzaron miradas, el pelirrojo sonrió amoroso y se acostó, palmeó el colchón, alzando y bajando las cejas varias veces.

— Ven acá, Angelito.

El aludido arrugó el rostro pero hizo caso, se fue por el otro lado para acostarse, había elegido muy bien la tela, estaba calentito. No obstante, no solo eso, estaba algo avergonzado de que su novio le estuviese mirando apoyando su cabeza con una mano.

— ¿Qué miras tanto...? — Preguntó, murmurando.

— A ti, tus ojos, tu piel, tu rostro. — Coqueteó — Estoy muy feliz.

— Se te nota.

— ¿Cuánto te costó todo esto? Quisiera colaborar.

— No te lo diré, es un regalo.

— Pero.

— Un regalo.

— ¿Y te puedo pagar con besos?

Se ruborizó pero guardó silencio, Crowley tomó esa reacción como un sí y se acomodó para estar cerca y así poder besarle.

Fueron besos que se volvieron traviesos al pasar de los minutos, Aziraphale correspondía debido a las gratas sensaciones de estar en una cómoda cama con el hombre que tan loco le traía. Le abrazó con algo de timidez y Crowley también hizo lo mismo, solo que sus manos no se quedaron quietas y se deslizaron por su espalda, lo máximo que llegaba era hasta la parte baja.

Uno de los besos donde quedó atrapado le hizo explotar el corazón, sus músculos se tensaron pero no de una mala manera, Crowley era increíble moviendo su mandíbula contra la suya, deleitándolo de un grato placer que cada vez lo avivaba.

Solo cuando su mano tocó su piel, Aziraphale se respingó y se separó, intentando demostrar lo levemente agitado que estaba. Aquello había sido un golpe de sensaciones, pero no se sentía listo para proseguir, tragó saliva, viendo a Crowley que tenía una expresión que se le era dificil de explicar.

— ¿Muy rápido? — Susurró entonces, Aziraphale asintió.

— Lo siento.

— No, no, me dejé llevar. Iremos a tu tiempo.

Aziraphale suspiró y solo se acurrucó en su cuerpo, cerrando los ojos. Crowley le dio varios besos en la cabeza, aquel corte de sensaciones no había sido algo que desencadenara algo incómodo, había sido un largo día y lo mejor era estrenar aquella cama solamente durmiendo. 

Al menos una buena sesión de besos habían tenido.

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Gimme Love!!  [Ineffable Husbands]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora