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— No, no, no... ¡No!

Golpeó levemente la mesa con sus manos hechas puños, posteriomente se las llevó así rostro refregándolas en su blanquecina piel. Estaba en la mesa circular de lo que podía llamar living, haciendo un trabajo que debía terminar pronto, no obstante su laptop había estado fallando desde hace días y justo cuando más lo necesitaba, se apagó cuando estuvo a punto de terminar.

Se le había olvidado guardar.

— ¿¡Que sucede!? — Preguntó su esposo acudiéndolo casi de inmediato, de hecho, el albino se asustó por su aparición tan rápida; aunque solo estaban a un par de pasos.

— Se apagó la computadora y tenía un trabajo del que llevo dos horas...

— ¿No guardaste?

— ¿Crees que voy a desesperarme si hubiese guardado? — Respondió irritado para luego arrepentirse de contestarle más a su esposo, él no tenia la culpa.

La mano de Crowley llegó a su hombro, sobando sin fuerza mientras sonrío suave.

— Déjame arreglártelo.

— ¿Sabes hacerlo...?

Una luz de esperanza fue cuando dijo esas dos palabras, si no fuera por eso ya se hubiese puesto grosero de la frustración. Se levantó al ver su afirmación, dejándolo el espacio para que resolviera su problema.

Pasaron diez minutos hasta que Crowley se estiró, Aziraphale notó la satisfacción en su expresión.

— Listo. Aquí está.

— ¿De verdad?

— ¿Por qué mentiría? — Ladeó su sonrisa, Aziraphale reprimió los deseos de lanzarse encima del pelirrojo y abrazarlo; tenía que mantener la cordura, tampoco era el fin del mundo haber perdido todo.

— ...Gracias, salvaste dos horas de mi vida, querido.

— Cuatro, si lo perdías todo tenías que perder dos horas más.

— Bien, cuatro.

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Gimme Love!!  [Ineffable Husbands]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora