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Su vida solo eran problemas, eso siempre pensaba cada vez que le sucedía algo. Se llevó las manos hasta el tirador del cierre que estaba torcido, no podía quitárselo y tampoco quería sacárselo cerrado.

Con molestia estuvo un rato así hasta que Crowley apareció de su habitación. Tragó saliva, jamás él había llamado la atención del más alto para pedirle ayuda, era un ataque a su orgullo.

— C...Crowley, querido...

Y era un golpe más fuerte por tener un problema tan tonto.

— ¿Uh? ¿Tienes fiebre que estás tan rojo?

Recién sintió el ardor en su rostro, se le estaba haciendo muy difícil hablar, pero quizás por la frustración de no haber podido bajar el cierre hace menos de un minuto. Desvió la mirada e indicó con el dedo índice su problema.

Pasaron tres segundos antes que Crowley riera.

— ¡Awwn! Pobre Ángel. — Suspiró risueño — Ven aquí, yo lo arreglo.

Aziraphale ni siquiera capto el apodo que últimamente mencionaba el pelirrojo, soltó un resoplido equino y se acercó, sin dirigirle la mirada, no se atrevía. Crowley tomó el tirador y empezó a manipularlo, para ello inclinó su espalda para alcanzar la altura suficiente al pecho de Aziraphale, este miró su cabellera, era tan limpia, olía bien y de alguna manera mantenía sus rizos bien arreglados al contrario del suyo que era demasiado esponjoso.

Al terminar, Crowley bajó el cierre hasta abajo, sonriendo egocéntrico.

— Ya te he dicho que soy excelente con las manos.

— Oh, Demonio.

— ¿Y mi gracias?

— Las iba a dar, las iba.

— Me indignas.

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Gimme Love!!  [Ineffable Husbands]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora