Gimme Love!! [Ineffable Husbands]

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Estaba nublado, eso podía ver desde la ventana de su dormitorio. Justamente era fin de semana, días donde gozaba de no tener trabajo, y por desgracia, compartía el mismo beneficio con el pelirrojo.

No pudo evitar suspirar, no sabía si era por el clima gris que no dejaba de estar melancólico, hace solo cuatro meses detestaba estar en aquella casa acompañado por él, pero ahora cada vez que se iba, lo extrañaba.

Era detestable ese sentimiento, pero no podía describirlo, no le gustaba ese tonto; pero que ahora no le dedicará su total atención lo hacía sentir abandonado.

¿Por qué aceptó casarse con él en un principio? ¿Solo para llenarse a sí mismo?

Se volvió a sentar en la cama, eran las diez de la mañana y escuchó la puerta tocar.

— Pasa.

Habló, evitando mirarlo, no quería ver lo bien vestido que estaba solo porque ese día tendría una cita con Anathema.

— Ya voy saliendo, Aziraphale — Dijo él, intentó no desmenuzar su tono y solo asentir como respuesta — ¿Seguro que no quieres venir?

Crowley había propuesto una salido junto a Anathema y Aziraphale a un zoológico, pero Aziraphale no quería ser la tercera rueda cuando bien podía Crowley seguir desarrollando su relación con la castaña, sería interferir.

Desde días que Crowley insistía, la negativa del albino lo hacía poner gestos que estaba dispuesto a rechazar.

— Seguro. — Respondió cortante — Ya puedes irte, Crowley.

Escuchó un suspiro y posteriormente la puerta cerrándose. Aziraphale miró la entrada de su habitación cuando supo que ya no estaba y se levantó; fue al comedor viendo el aura triste del lugar, no le gustaba estar solo.

Dispuesto a distraerse, empezó a limpiar. Era algo que lo dejaba irse de sus problemas, una costumbre que desde pequeño mantuvo.

Estuvo así vario minutos hasta que abrió un cajón, vio un papel que antes no había visto allí, y ahí fue cuando lo hizo flaquear.

Era una entrada para el zoológico. Podía ser solo un lugar común y de bajo costo, pero solo podía deducir que Crowley insistía mucho porque había ya comprado las entradas para los tres. ¿Era solo una excusa o era porque Crowley realmente quería que él fuera?

Sintió en nudo en la garganta.

No podía ser, debía dejar de pensar en él.

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