Aziraphale realmente quería decir que todo se había zanjado, el pelirrojo sabía que le gustaba y lo mejor de todo es que el sentimiento era mutuo. Gracias a eso pudo dormir muy bien, se trataba de una tranquilidad tal que podía decir que había dormido en las nubes.
Al despertar pudo notar que su cama tenía algo más de peso, tuvo que abrir los ojos con pesadez para ver que no estaba solo en su dormitorio.
También estaba Adam, durmiendo a la altura de su cara.
No debía mentirse a sí mismo, casi pegaba un grito por lo repentino.
Se sentó todavía con sueño, se talló un ojo mirando con más nitidez al gatito disfrutando de su suelo, no entendía muy bien pro qué estaba ahí, se supone que había cerrado la puerta. Al recordar eso solo tuvo que alzar la cabeza para ver que el umbral estaba abierto.
Se asustó, revisó la hora y vio que no era tan tarde, de por sí la alarma estaba a punto de sonar. Era la misma donde Crowley le había escrito un mensaje, nunca por su cabeza pensó borrar eso.
Acarició al animal, bostezando. Se preguntaba qué cosas pasarían en ese día. Por tristeza tenía que ir a trabajar. Se levantó y fue directamente al baño a bañarse, después a la cocina en busca de algo para comer.
Mientras más rato pasaba, más espabilaba. Crowley todavía no aparecía y eso le preocupó, nunca en todos esos meses viviendo juntos el chico que le gustaba de quedaba durmiendo a esas horas. Intentó no preocuparse más, solo fue a su habitación para revisar si todo estaba bien, pero la puerta estaba cerrada con llave.
Tragó saliva.
No debía preocuparse, quizás solo estaba durmiendo, estaba siendo un exagerado.
Con eso en mente se fue a trabajar.
— Ojalá esté bien... — Pensó en voz alta.
Pasaron lentamente las horas para el albino, se sentía ansioso debido a que Crowley no daba apariencia de estar vivo, no había recibido llamadas y hasta él mismo se atrevió a llamarlo; se estaba arrepintiendo de no haber buscado la llave y abrir su habitación para despertarlo o ver qué estaba bien.
Y todavía se extrañaba que su propia puerta estuviera abierta.
Pasó su mano por su mejilla y después por el cuello, revisando tontamente si le había sucedido algo a sí mismo, quizás un ladrón había entrado y solo hecho algo a Crowley pero era demasiado improbable, no había nada distinto en la casa.
Llegó la hora de retirarse del trabajo, pudo soltar un ruido de estrés moviendo el pie frenéticamente, habían sido las ocho horas más largas de su vida. Bajó por las escaleras ya que si lo hacía por el ascensor se iba a estresar más y pensando que no le irían a buscar casi a zancadas se iba a ir al paradero si no fuese que escuchó un grito.
— ¡Ángel!
Se detuvo de golpe, esa era la voz de Crowley.
Dio media vuelta encontrándose al joven con ambas manos a su espalda y algo agotado, se veía un rostro ligeramente cansado pero con la ropa de trabajo, al menos no le había pasado nada. Con muchas dudas en la cabeza se acercó rápido sin dudar en tomar los brazos ajenos con firmeza, quería zarandearlo.
— ¡Anthony! ¡¿Dónde habías estado todo el día?!
— Trabajando, ¿no?
— ¡S-Sí pero! — Le soltó, intentando calmarse, estaban en plena calle — No respondías a mis llamadas y no te vi en la mañana. Pensé que...
— Espera, ¿no leíste el mensaje que te di?
— ¿Mensaje? ¿Qué mensaje?
— Te dejé un mensaje en la mesa de noche de tu habitación.
Eso explicaba la puerta abierta. Apretó los labios encogiéndose de hombros.
— No la vi, solo me fijé en el gato que dormía en mi cama.
— Ay, se me olvidó cerrar la puerta.
— ¿Y qué decía ese mensaje?
— Que te iba a buscar de todos modos, que te tenía una sorpresa.
— Aún así, no me explica que no aparecieras en la mañana.
El mas alto sonrió apenado, removiéndose para poder sacar uno de sus brazos y arreglar su cabello.
— Trasnoché para poder hacerte la sorpresa, y tenía la puerta cerrada para evitar que la vieras.
— ...¿Qué cosa?
Crowley volvió a esbozar una sonrisa cariñosa y cálida, de aquellas que revolvían el pecho del albino. Pronto mostró de su espalda un ramo de flores, pero no uno común, todas eran origamis de rosas, cada una más bella que la otra. Era un ramo mediano, se notaba el esfuerzo de por medio.
— Tómalas, Aziraphale.
No sabía qué decir, estiró las manos algo dudoso pro igual realizó su petición, seguramente se estaría ruborizando pero era algo que siempre sucedía cuando estaba cerca de aquel hombre o solo con pensar en él. Acercó el ramo sobre su pecho, emocionado.
— Ay... Esto explica que no hayas respondido mis llamadas.
—Haha... Se me echó a perder el cargador, por eso te había dado la nota aquella.
— Crowley... Eres un tonto.
— Pero te gusta este tonto. — Guiñó bajo los lentes.
No sabía si podía estar más rojo, le quería golpear por decirlo en voz alta en un lugar público, aún así, ¿por qué? No habían razones para hacer secreto algo así, después de tantos meses viviendo con el sentimiento guardado en su corazón, tenía la sensación de que le daría igual que todo el mundo supiera de su afecto al hombre que tenía enfrente.
Crowley, entonces, se acercó más para abrazarlo desde su cintura, evitando que el ramo de aplastara. Si todo fuese una caricatura, Aziraphale hubiese explotado, nunca antes el pelirrojo le ha abrazado así, eso superaban sus nervios, habían tantas cosas nuevas que experimentar con él.
— Ángel, teniendo en cuenta que hemos estado viviendo con el mismo sentimiento por meses sin que el otro lo supiera, creo que la revelación que tuvimos hace unos días ha sido suficiente para darme el valor de hacer esto bien, avanzar mejor en lo que pudimos haber hecho hace meses. — Explicó despacio, Aziraphale le miraba directamente intentando calmarse — Pero todo depende de una respuesta tuya. Ángel... ¿Quieres ser mi pareja?
La adrenalina hacía las cosas peores, quizás se desmayaría de tantos sentimientos fuertes surcando por su rostro. Bajó su vista hasta las bellas flores, que durarán por más tiempo que unas rosas normales, le daba mucho más significado, por supuesto, tampoco iba a botar la primera que le había hecho.
Le gustaba Crowley, desde hace tiempo que fue así, tenía tanto que vivir ahora, era un futuro que tendría la certeza que él estaría consigo. Iban a estar juntos.
Sonrió, sonrió como un tonto enamorado al responderlo.
— ¡Por supuesto que sí!
Ahora los dos parecían unos tontos llenos de amor. Crowley acarició su mejilla, todavía sin soltarlo del suave abrazo.
— ¿Puedo besar al novio?
Aziraphale rió.
— ¿Por qué me enamoré de ti?
Crowley felizmente se acercó hasta poder topar sus labios con los del albino, proporcionando un suave beso que despertaba todos sus sentidos el triple que cualquier tipo de café.
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Tenemos pa rato, amiwos¡
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Gimme Love!! [Ineffable Husbands]
FanfictionAdaptación a los Inefables. ⭐ La historia como los personajes no son míos. Créditos a @PushtiDarling por su bonito fanfic y todo su esfuerzo.