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Crowley estaba doblando la ropa recién secada mientras cantaba algunas canciones con un idioma que Aziraphale no entendía, mas, no quería quitarlo de su concierto mientras por su parte cocinaba. Su voz a veces era desafinada pero no por ello se hacía incómodo para escuchar, de hecho, se estaba concentrando más en él que en la canción misma.

Se lavó las manos dejando la olla calentar, allí se afirmó en la barra de la cocina teniendo vista directa para ver al pelirrojo terminando sus deberes.

— ¿Y Adam? — Preguntó Aziraphale una vez Crowley terminó de cantar.

Esto pareció agarrarle desprevenido pues se sobresaltó. Crowley carraspeó, buscando con la mirada la locación de su querido minino. Esbozó una sonrisa e indicó en el mueble de gato que tenían. Allí estaba el grandulón durmiendo, parecía que la voz del más alto no era tan desagradable como para despertarle.

— Allí, mi canto lo durmió.

— Yo creo que para no escucharte se durmió.

— ¿Tan mal canto?

— No, pero... — Ahora Aziraphale carraspeó — Al menos yo no entiendo qué dices.

— Es porque la canción está en otro idioma.

— Nunca lo imaginé. — Rodó los ojos.

Crowley rió y tomó la ropa que le pertenecía a Aziraphale.

— Los dejaré en tu habitación.

— Ah, yo lo puedo llevar.

Rodeó la barra para poder tomar las ropas, de esta forma el pelirrojo tomó lo propio yéndose a su habitación. Cuando Aziraphale entró a su cuarto y empezó a guardar directamente sus cosas, notó que había algo que no le pertenecía, había una prenda de Crowley.

Suspiró y fue donde Crowley quien todavía seguía ordenando.

— Querido.

— ¿Sí, amor?

Aziraphale se rayó unos segundos, había sido un ataque a su corazón pero carraspeó tratando de disimular la vergüenza.

— Este abrigo es tuyo, no mío.

Él se dió vuelta y tomó tal prenda que sostenía el albino. La estiró y posteriormente esbozó una sonrisita tonta.

— Lo sé, pero he estado pensando que quedaría muy bien en ti.

— ¿En serio?

— Ajá. De hecho, ¿por qué no te lo pruebas ahora?

— Pero, eh, ¿me lo estás regalando o qué?

— Sí. Aunque lo mío es tuyo. — Guiñó el ojo.

— ¿En serio? Ten claro que lo mío no es tuyo, Crowley.

— Mmm.

Aziraphale esbozó una pequeña sonrisa y se acercó a él pidiéndole que le afirmase la remera con tal de sacarse el abrigo actual. De este modo se colocó el que le estaban técnicamente regalando.

Le quedaba algo grande, de por sí la ropa de hogar que usaba su pareja era suelta, mas lo que si le llamó la atención, es que al ser algo más largo le tapaba parte de sus piernas. Apretó los labios, no entendía en qué parte demostraba que "le quedaría bien"

— Querido, esto es muy grande.

— Pero te queda fantástico.

— Me cubre las piernas, parece camisón.

— Más bien, sería vestido.

Aziraphale hizo su mano en puño y le dió un golpecito en el brazo. Solamente le dió muchas ganas de hacer eso.

— Demonio. Volveré a la cocina, ya es hora de comer.De esa forma se dio vuelta y se retiró. Ahí pudo libremente suspirar emocionado, le habían dado ropa que por más que estuviese lavada, seguía teniendo aquel toque de Crowley. Simplemente le encantaba.

Y eso le hacía pensar que se estaba volviendo enfermo de amor, más por estar el resto del día con aquel camisón regalado.

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Gimme Love!!  [Ineffable Husbands]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora