CAPITULO 11.

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POCHÉ.

Rompo la cajita ante la atenta mirada de Daniela, Lucía, Sebas y algunos trabajadores más. He salido de mal humor de la reunión en la que nuestros abogados prácticamente me han dicho que debemos poner en orden el traspaso del hotel antes de que mis abuelos mueran. ¡Como si estuvieran a punto de hacerlo! Ya sé que están mayores, puedo darme cuenta, pero tener que empezar a hacer este tipo de cosas solo porque están empeñados en que es mejor así, en vida, me pone enferma. No quiero pensar en que van a morir en un límite determinado de años que se acorta cada vez más. No quiero, pero al parecer no puedo decidir lo contrario, así que solo me queda acatar y respetar sus decisiones, aunque no me gusten.

Salir de mal humor y encontrarme con Daniela tonteando con un huésped no ha mejorado mi día. No es porque me importe, ella puede hacer lo que quiera en su tiempo libre, pero es un huésped y ya soporto bastante con Sebas y su forma de romper las reglas como para que se una ella. Pienso tener una charla al respecto, pero ahora mismo solo quiero abrir la casita y que cada uno continúe con su trabajo. Eso hago.

Saco la nota correspondiente y leo:

—Debes decirle algo bonito a la persona con la que peor te lleves antes de que acabe el día.

—¿Solo eso? —pregunta Sebas—. ¡Es fácil! No me llevo mal con nadie.

—¿Estás seguro? —Lucía lo mira enarcando una ceja—. Porque puedo nombrar a dos compañeras como mínimo que dirían lo contrario.

—Yo no me llevo mal con nadie. Si ellas se llevan mal conmigo es otra historia.

—Claro. —Pongo los ojos en blanco—. En fin, la parte buena es que hoy nadie tendrá que quedarse más tiempo porque esto se puede hacer en cualquier momento.

—Aunque odie que me saques en redes sociales sin mi consentimiento, creo que eres buena persona y siempre estás dispuesta a ayudar a los demás.

Todos nos quedamos en silencio ante las palabras de Daniela dirigidas a Lucía. Esta tiene la boca abierta y una mano sobre el corazón, como si acabara de apuñalarla justo ahí.

—¿Estás de broma? ¿Yo soy la persona con la que peor te llevas? —El espanto en su voz es tan patente que me da cierta lástima.

No es ella. Ni de lejos. Soy yo, pero la muy cabezona no piensa admitirlo porque con toda probabilidad preferiría clavarse alfileres en los párpados antes que decirme algo bonito.

—No es algo personal —responde Daniela—. Es por tu obsesión con TikTok.

—Pues deberías saber que estamos ganando bastante audiencia.

—Sí, ya... —contesta riendo entre dientes.

—Tenemos casi cien mil seguidores nuevos.

Me quedo a cuadros con el dato. Ni siquiera sé cómo reacciona Daniela, porque de pronto lo único que puedo pensar es en que Lucía ha conseguido enganchar a casi cien mil personas a la dinámica de este hotel y eso, de alguna forma, debe ser bueno, ¿no? Puede traducirse en futuros huéspedes.

—Pues felicidades —suelta Daniela en tono seco, sacándome de mis pensamientos —. La gente nos conocerá por ser los trabajadores de hotel que peor se llevan de la historia. Qué honor, ¿eh?

A ver, eso ya no me gusta tanto...

—Gracias —responde Lucía con una sonrisa—. Por cierto, ayer en el directo de la tarde, la pregunta que más se repetía era qué había pasado entre Poché y tú para que os llevéis tan mal, así que creo que sería buena idea preguntarle a nuestra audiencia si piensa que yo soy la persona con la que peor te llevas. Me apuesto lo que sea a que van a votar otra cosa.

Imperfectas Navidades | CACHÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora