Marco Asensio

691 21 0
                                    

Había algo en la manera en que Marco sonreía que hacía que mi corazón latiera más rápido. Desde el primer día que lo conocí, su presencia llenó mi vida de un calor especial, como si estuviera envuelta en una manta de felicidad. Sin embargo, había un pequeño detalle que complicaba todo: Marco era el mejor amigo de mi padre, y había una brecha de catorce años entre nosotros.

A medida que crecía, la amistad entre Marco y mi padre se profundizaba, y yo pasaba de ser la niña curiosa que jugaba en el jardín a una adolescente con el corazón lleno de sentimientos confusos. Marco, a pesar de la diferencia de edad, se convirtió en alguien con quien podía hablar sobre cualquier cosa, desde mis problemas en la escuela hasta mis sueños más profundos.

Una tarde de verano, mientras estábamos solos en la terraza, decidí enfrentar lo que había estado sintiendo durante mucho tiempo.

—Marco, necesito hablar contigo sobre algo importante.

Sus ojos, llenos de ternura, se posaron en mí.

—Claro, cariño, ¿qué pasa?

Inhalé profundamente antes de continuar.

—Es sobre nosotros. Sobre lo que siento.

Sus cejas se fruncieron ligeramente, mostrando preocupación.

—Dime, ¿qué sucede?

—Marco, me gustas. Más de lo que debería. Y no sé qué hacer con esos sentimientos.

Una pausa incómoda flotó en el aire antes de que él respondiera.

— ______, eres una chica increíble, pero la diferencia de edad y mi amistad con tu padre... eso complica las cosas.

Lo entendía, lo sabía, pero eso no cambiaba la realidad de mis sentimientos. La conversación se volvió más intensa a medida que compartíamos nuestras emociones, pero Marco siempre mantenía una barrera, consciente de la amistad con mi padre y la brecha generacional.

Fue en una tarde lluviosa, cuando mi padre descubrió la verdad. Las tensiones aumentaron mientras él expresaba su decepción y desaprobación. Mis lágrimas caían como la lluvia fuera de la ventana, pero no había vuelta atrás. Mi padre, a pesar de su enojo, no podía ignorar los sentimientos que Marco y yo compartíamos.

—No puedo apoyar esto, _______. La diferencia de edad es demasiado grande, y Marco es mi mejor amigo.

El dilema entre el amor y la lealtad pesaba en mi corazón. Mi padre se encontraba en medio de la tormenta de emociones, dividido entre su amistad y el bienestar de su hija.

La última conversación con Marco fue la más difícil. Frente a la mirada decepcionada de mi padre, decidimos tomar caminos separados. Prometimos recordar los momentos felices que compartimos, pero también aceptamos que algunas historias de amor están destinadas a quedarse en el recuerdo.La decisión de alejarnos fue dolorosa, pero la conexión entre Marco y yo era demasiado fuerte para desaparecer por completo. Nos encontrábamos en el precipicio de la tentación, y a pesar de los obstáculos, decidimos continuar nuestra historia en secreto.

Los encuentros furtivos se volvieron la norma: cenas a escondidas, mensajes discretos y miradas compartidas en medio de reuniones familiares. Nuestra relación clandestina creció en la penumbra de la desaprobación, pero la intensidad de nuestro amor no hizo más que fortalecerse.Cada momento juntos se volvía más precioso, como si estuviéramos robándole al destino pequeñas porciones de felicidad. Nuestros corazones latían al unísono, pero siempre existía la sombra de la eventual revelación.

Un día, mi padre comenzó a sospechar. Las mentiras se volvieron más difíciles de mantener, y la tensión en casa se volvió palpable. La situación estaba llegando a su punto de quiebre, y Marco y yo sabíamos que no podríamos ocultar nuestra verdad por mucho más tiempo.Fue en una noche estrellada cuando decidimos confrontar la realidad. Marco y yo nos encontramos en nuestro lugar secreto, donde la oscuridad y el susurro del viento eran testigos mudos de nuestro amor prohibido.

— _______, esto no puede seguir así. Tu padre sospecha, y no quiero que sufra por nuestra causa.

Las lágrimas resbalaron por mis mejillas mientras asentía con tristeza.

—Lo sé, Marco. Pero no quiero perderte.

—No te perderás, _______. Pero tenemos que encontrar una solución. No podemos seguir viviendo en la sombra.

Decidimos enfrentar a mi padre juntos. Aunque sabíamos que el camino sería difícil, era necesario para construir una relación auténtica y honesta.

La conversación fue tensa, llena de lágrimas y desilusión. Mi padre expresó su dolor y decepción, pero también escuchó nuestras voces y sentimientos. A medida que las palabras fluían, la carga emocional comenzó a disminuir, y la comprensión reemplazó al juicio.

Con el tiempo, mi padre aceptó nuestra relación, reconociendo que el amor no siempre sigue las reglas preestablecidas. Marco y yo nos esforzamos por construir una relación fuerte, basada en la comunicación abierta y la comprensión mutua.

Aunque nuestra historia comenzó en las sombras, encontramos la luz en la aceptación y el perdón. Aprendimos que el amor verdadero puede superar los desafíos, siempre y cuando estemos dispuestos a enfrentarlos juntos.

One shots futbolistasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora