Kevin Alvarez

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Pedido de kdeguchajhgelec

Desde el primer día que vi a Kevin en la cancha, supe que había algo especial en él. Su forma de moverse con gracia entre los jugadores rivales, su mirada concentrada en el balón, y la pasión con la que jugaba cada partido me cautivaron de inmediato. Pero fue fuera del campo donde nuestra historia comenzó a tomar forma.

Recuerdo claramente la primera vez que nos encontramos fuera del estadio. Era una tarde soleada y yo estaba caminando por el parque cuando de repente me topé con él. Kevin estaba sentado en un banco, con su uniforme del Club América y una sonrisa tímida en su rostro.

—Hola, ¿te gustaría sentarte un rato? —me dijo, extendiendo la mano hacia el espacio vacío a su lado.

Aquella fue la chispa que encendió nuestra conexión. Desde ese día, pasamos horas hablando sobre nuestras vidas, sueños y pasiones. Aunque éramos muy diferentes, encontramos una conexión especial que nos unía.

Una noche, después de un partido emocionante en el estadio Azteca, Kevin me llevó a un lugar especial. Caminamos por las calles iluminadas de la Ciudad de México hasta llegar a un mirador con vista a toda la ciudad.

—Mar, hay algo que quiero decirte —dijo Kevin, tomando mi mano con ternura—. Desde que te conocí, mi vida ha cambiado. Eres mi inspiración, mi motivación para ser mejor en el campo y fuera de él. Te amo más de lo que las palabras pueden expresar.

Las lágrimas llenaron mis ojos mientras escuchaba sus palabras. Nunca había sentido algo tan profundo y sincero como lo que sentía por Kevin en ese momento.

—Yo también te amo, Kevin. Eres el gol más importante de mi vida —respondí, abrazándolo con fuerza.

Desde entonces, nuestro amor solo ha crecido más fuerte con cada día que pasa. Aunque los desafíos y las distancias pueden intentar separarnos, sé que nuestro amor es más grande que cualquier obstáculo que pueda interponerse en nuestro camino. Kevin y yo somos más que un futbolista y su novia; somos un equipo, listos para enfrentar juntos cualquier desafío que el destino nos depare.

Pero llego el día en el que Kevin fue convocado para representar a su selección fue un torbellino de emociones. Estábamos sentados en nuestro lugar especial, viendo el atardecer sobre la ciudad que había sido testigo de nuestro amor. Ambos sabíamos que este día llegaría, pero eso no hacía más fácil decir adiós.

—Mar, necesito hablarte de algo importante —dijo Kevin, tomando mi mano entre las suyas.

Mi corazón latía con fuerza, anticipando lo que estaba por venir. Kevin me miró con seriedad y comenzó a hablar.

—Me han convocado para un torneo internacional y tengo que partir. Voy a representar a México en la selección nacional.

Aunque sabía que su carrera lo llevaría lejos en ocasiones, la noticia aún me golpeó con fuerza. Traté de mantener la calma, pero las lágrimas comenzaron a emerger.

—Kevin, entiendo que es una oportunidad increíble para ti, pero ¿qué pasa con nosotros? ¿Cómo vamos a hacer esto?

Él apretó mi mano con ternura y se acercó para secar mis lágrimas con un beso suave.

—Mar, mi amor, esto no significa que nuestro camino se ha separado. Significa que voy a luchar en el campo por nosotros y por el país que amo. Pero tú estarás siempre en mi corazón, sin importar la distancia.

La conversación se prolongó durante horas. Hablamos sobre cómo íbamos a manejar la distancia, cómo encontraríamos formas de conectarnos a pesar de los kilómetros que nos separarían. Kevin compartió sus sueños y esperanzas para el futuro, asegurándome una y otra vez que yo era parte fundamental de esos sueños.

A medida que la noche caía sobre nosotros, la realidad de la despedida se hizo más evidente. Kevin y yo nos abrazamos con fuerza, como si pudiéramos retener el tiempo en ese momento.

—Mar, esto no es un adiós, es un hasta luego. Te amo más de lo que las palabras pueden expresar, y siempre serás mi inspiración, mi motivación.

Asentí con lágrimas en los ojos, incapaz de decir una palabra. Nos dimos un último beso apasionado antes de que Kevin se alejara, prometiendo que, pase lo que pase, nuestro amor superaría cualquier distancia.

Esa noche, mientras veía partir a Kevin hacia su próximo desafío, me quedé con la certeza de que, aunque la distancia pudiera separarnos físicamente, nuestro amor sería la fuerza que nos mantendría unidos, sin importar la distancia que nos separara.

One shots futbolistasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora