Fermín López

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Desde que era pequeña, siempre he sido la hermana menor de Gavi, un talentoso futbolista que había conseguido su sueño de jugar en el FC Barcelona. Y fue a través de Pablo que conocí a Fermín, uno de sus mejores amigos y compañeros de equipo en el club.

Aunque no soy tan fanática del fútbol como mi hermano, siempre he admirado el talento y la pasión que tanto él como Fermín tenían por el deporte. Y aunque al principio nuestra relación se limitaba a saludos ocasionales y conversaciones casuales durante los partidos de fútbol, con el tiempo nos fuimos acercando más y más.

Recuerdo la primera vez que realmente hablé con Fermín. Fue en una fiesta que Pablo organizó para celebrar una victoria del equipo. Estábamos rodeados de risas y música, pero fue en un rincón tranquilo del jardín donde finalmente tuvimos la oportunidad de conocernos mejor.

—Hola, ______, ¿verdad? Soy Fermín, amigo de tu hermano —dijo, su sonrisa cálida mientras extendía la mano hacia mí.

—Sí, eso es correcto. ‚ ¡ Encantada Fermín! —respondí, devolviéndole la sonrisa mientras estrechaba su mano con entusiasmo.

La conversación fluyó fácilmente entre nosotros, compartiendo risas y anécdotas sobre el equipo y nuestras vidas fuera del campo. Me di cuenta de que había mucho más en Fermín de lo que mostraba su faceta de futbolista, y me intrigó descubrir más sobre él.

Con el tiempo, nuestros encuentros se volvieron más frecuentes, y pronto nos encontrábamos pasando tiempo juntos incluso cuando no estábamos con Pablo o el equipo. Fermín me llevaba a pasear por Barcelona, mostrándome sus lugares favoritos y compartiendo sus sueños y aspiraciones fuera del fútbol.

A medida que nuestra amistad se fortalecía, también comenzaron a surgir sentimientos más profundos entre nosotros. Aunque al principio tratamos de ignorarlos, era evidente que la chispa entre nosotros era demasiado fuerte para ser ignorada por mucho tiempo.

Finalmente, una noche, mientras caminábamos juntos por las calles iluminadas de Barcelona, Fermín tomó mi mano con ternura y me miró a los ojos con una intensidad que me hizo temblar.

—_______, sé que esto puede ser complicado, pero... he estado pensando mucho en ti últimamente. No puedo evitar sentir algo más que amistad cuando estoy contigo —admitió Fermín, su voz llena de emoción contenida.

Mi corazón dio un vuelco mientras escuchaba sus palabras, mis propios sentimientos reflejados en sus ojos.

—Fermín, yo también siento lo mismo. Ha sido difícil ignorar estos sentimientos, pero no puedo negar lo que siento por ti —respondí, mi voz temblando ligeramente por la emoción.

Fue en ese momento, bajo el resplandor de las luces de la ciudad, que nos dimos cuenta de que estábamos enamorados el uno del otro. A pesar de los desafíos que enfrentaríamos como amigos de mi hermano y compañeros de equipo, estábamos dispuestos a luchar por nuestra felicidad juntos.

Después de confesar nuestros sentimientos el uno al otro, caminamos en silencio por un momento, dejando que la realidad de lo que acabábamos de decir se asentara entre nosotros. Las luces de la ciudad nos rodeaban, creando un ambiente mágico y romántico que solo intensificaba nuestras emociones.

— ______, sé que esto es complicado, especialmente considerando que soy amigo de tu hermano y compañero de equipo de Pablo. Pero no puedo evitar sentir que tú eres la persona con la que quiero estar —dijo Fermín, rompiendo el silencio con sus palabras sinceras.

Asentí con la cabeza, sintiendo una mezcla de nerviosismo y emoción revoloteando en mi estómago.

—Lo sé, Fermín. También me preocupa lo que piense Pablo, pero no puedo ignorar lo que siento por ti. Creo que debemos enfrentar esto juntos, pase lo que pase —respondí, mirándolo directamente a los ojos con determinación.

Fermín sonrió, sus ojos brillando con gratitud y afecto.

—Gracias,  preciosa. Significa mucho para mí saber que estás dispuesta a luchar por nosotros. Prometo hacer todo lo posible para asegurarme de que estemos bien, sin importar los desafíos que enfrentemos en el camino —dijo, su voz llena de sinceridad.

Me acerqué a él y lo abracé con fuerza, sintiendo el calor reconfortante de su cuerpo contra el mío.

—Juntos podemos superar cualquier cosa, Fermín. Confío en nosotros —dije, dejando que mis palabras se hundieran en el aire entre nosotros.

Nos separamos del abrazo y nos miramos el uno al otro, nuestros corazones latiendo al unísono mientras enfrentábamos el futuro con valentía y determinación.

—Vamos a dar el primer paso juntos, ______. Y espero que este sea solo el comienzo de nuestra historia —dijo Fermín, su voz llena de esperanza y amor.

Asentí con una sonrisa, sintiendo una oleada de felicidad y anticipación inundar mi corazón.

—Sí, Fermín. Este es solo el comienzo. Y estoy emocionada por ver a dónde nos lleva nuestro amor —respondí, sabiendo en lo más profundo de mi ser que estábamos listos para enfrentar lo que sea que el destino tuviera reservado para nosotros.

Y así, mientras continuábamos caminando juntos por las calles de Barcelona, con las luces de la ciudad brillando a nuestro alrededor, supe que había encontrado a mi verdadero amor en Fermín, y que juntos, éramos imparables.

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