Rodrigo de Paul

1.1K 36 0
                                    

Desde que conocí a Rodrigo, supe que nuestra conexión era única. Habían pasado varios años desde que empezamos nuestra relación, y durante ese tiempo, siempre estuve a su lado, apoyándolo en cada paso de su carrera como futbolista. La devoción y el amor que compartíamos eran inquebrantables, o eso pensaba.

Un día, mientras revisaba su teléfono en busca de una foto que necesitaba, descubrí algo que me dejó helada. Entre mensajes aparentemente inocentes con una amiga mía, encontré pruebas de que Rodrigo me estaba siendo infiel. Las palabras saltaron de la pantalla, hiriendo mi corazón de maneras que nunca imaginé.

Me quedé de pie frente a Rodrigo, con los ojos llenos de lágrimas y el corazón hecho pedazos. La habitación parecía más pequeña de repente, como si la traición que acababa de descubrir hubiera comprimido todo a mi alrededor.

—¿Cómo has podido hacerme esto, Rodrigo? —mi voz temblaba con una mezcla de tristeza y rabia—. Después de todos estos años juntos, de todo el apoyo que te he brindado en tu carrera, después de haberlo dejado todo por ti ¿cómo mierda has podido engañarme con mi amiga?

Rodrigo desvió la mirada, incapaz de enfrentar mis ojos. Suspiró profundamente antes de responder, como si estuviera buscando las palabras adecuadas.

—Lo siento,______. Fue un error, una tontería. No sé qué pasó.

—¡Un error! —exclamé con incredulidad—. ¿Crees que después de todo lo que hemos compartido, después de estar a tu lado en cada partido, en cada obstáculo, puedo simplemente etiquetarlo como un simple error?

Las lágrimas resbalaron por mis mejillas mientras luchaba por mantener la compostura. Rodrigo se acercó, intentando tocarme, pero retrocedí.

—______, lo siento de verdad. No puedo explicarlo, fue un momento de debilidad.

—¡Debilidad! —repetí, elevando la voz—. La debilidad no es una excusa para traicionar la confianza de alguien que te ha apoyado incondicionalmente. ¿Sabes cuántas veces he estado aquí para ti? ¿Cuántas veces te he alentado y he celebrado tus éxitos contigo?

La frustración crecía en mí como un fuego ardiente. Mis emociones estaban a flor de piel, y necesitaba que él entendiera el peso de sus acciones.

—¿Realmente piensas que puedo hacer como que nada ha pasado? —le pregunté, buscando respuestas en sus ojos, aunque encontré más confusión que arrepentimiento.

Rodrigo suspiró nuevamente, esta vez con resignación.

—______, no sé qué decir. Fue un error terrible, pero no quiero perder lo que tenemos.

—¿Qué tenemos, Rodrigo? —repliqué, la ironía en mis palabras—. Lo que teníamos era confianza, respeto, amor. Y tú te has encargado de destruirlo todo.

La tensión en la habitación era palpable. Ambos estábamos heridos, pero la herida en mi corazón era más profunda de lo que podía expresar con palabras. La realidad de la traición de alguien en quien confiaba plenamente había dejado cicatrices que no desaparecerían fácilmente.

—No sé si podemos superar esto, Rodrigo. —mispirar hacia la puerta—. Necesito tiempo para procesarlo.

Con esas palabras, di media vuelta y me alejé, dejando atrás la discusión que había cambiado para siempre la dinámica de nuestra relación. El dolor seguía latente, pero también la certeza de que merecía algo más que una historia marcada por la traición y la decepción.—Te amo, pero no puedo seguir así. No merezco ser traicionada de esta manera —le dije, intentando mantener mi dignidad.

Caminé lejos de esa relación que había sido mi todo, con el corazón destrozado pero con la determinación de encontrar mi propia felicidad. Aunque el dolor de la traición persistiría, sabía que merecía más que ser el peón en un juego de engaños. Con el tiempo, esperaba encontrar la fuerza para sanar y construir un futuro sin mentiras ni traiciones.

One shots futbolistasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora