Julián Álvarez

1.5K 71 0
                                    

Hace tres años, Julián y yo decidimos tomar caminos separados. No fue una separación amarga; simplemente, ambos sentimos que nuestras vidas estaban tomando rumbos distintos. Teníamos una hija en común, Valentina, una niña vivaz de seis años que se convirtió en el centro de nuestras vidas, incluso después de la separación.

Durante ese tiempo, mantuvimos una relación cordial por el bien de Valentina. Nos turnábamos para cuidarla, compartíamos eventos importantes en su vida y asegurábamos que ella nunca sintiera la tensión que a veces pesa sobre los padres separados. Sin embargo, las cosas tomaron un giro inesperado cuando Julián expresó su deseo de recuperar a nuestra familia.

La conversación que cambió el curso de nuestras vidas ocurrió en el parque, donde solíamos llevar a Valentina los fines de semana. Julián y yo estábamos sentados en un banco mientras Valentina jugaba en el área de juegos.

- _______, necesito hablar contigo sobre algo importante - dice serio.

- Claro, ¿qué pasa? - digo preocupada por su seriedad

- He estado reflexionando mucho últimamente, sobre nosotros y sobre Valentina.

- ¿Sobre nosotros? ¿Qué quieres decir, Julián? - digo confundida.

 - Bueno, desde que nos separamos, he estado sintiendo un vacío en mi vida. Extraño tener una familia unida, y creo que Valentina también lo extraña.

 - Julián, ¿estás sugiriendo que volvamos a estar juntos? 

- Sí, eso es exactamente lo que estoy sugiriendo. Sé que las cosas no funcionaron entre nosotros antes, pero creo que hemos crecido y cambiado desde entonces. Valentina merece tener a sus padres juntos, ¿no crees? - dice nervioso.

- No lo sé, Julián. Aunque hemos mantenido una relación amistosa por el bien de Valentina, no sé si volver a estar juntos sería lo mejor para ella - digo con duda.

- Y lo entiendo, _____. Pero creo que si realmente nos esforzamos, podemos hacerlo funcionar esta vez. Hemos aprendido mucho desde que nos separamos, y sé que puedo ser un mejor compañero y padre.

- Es una decisión importante, Julián. No puedo tomarla a la ligera. Necesito tiempo para pensar en todo esto.

- Por supuesto, entiendo. Solo quiero que sepas que mi deseo de volver a estar juntos viene de un lugar de amor y compromiso hacia nuestra familia.

- Lo sé, Julián. Y aprecio tu sinceridad. Déjame reflexionar sobre esto y te haré saber mi decisión pronto.

- Está bien, tomaré lo que necesites. Pero por favor, piensa en lo feliz que sería Valentina si estuviéramos juntos de nuevo.

La idea resonó en mi mente durante días. Finalmente, decidí darle una oportunidad a Julián. Comenzamos a pasar más tiempo juntos como familia, asistiendo a terapia y esforzándonos por construir una relación más sólida. Aunque los primeros meses fueron desafiantes, Valentina estaba radiante al ver a sus padres juntos nuevamente.

A medida que trabajábamos en nuestras diferencias y en la comunicación, la chispa entre Julián y yo se reavivó. Valentina fue testigo de la transformación de nuestra familia, y la sonrisa en su rostro se volvía más brillante con cada día que pasaba.

Con el tiempo, la familia que pensamos que habíamos perdido se estaba reconstruyendo. Aprendimos a apreciar nuestras diferencias y a comprometernos para brindarle a Valentina un hogar amoroso y estable. Julián y yo, una vez más, éramos un equipo, pero esta vez con una perspectiva renovada y un amor que había madurado con el tiempo.

One shots futbolistasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora