Pablo Gavi

2.2K 66 0
                                    

Desde que tengo memoria, Pablo y yo hemos sido inseparables. Nos conocemos desde que éramos unos críos, jugando juntos en el parque y compartiendo nuestros secretos más profundos. Siempre supe que éramos más que amigos, pero tenía miedo de arruinar nuestra amistad al confesar mis sentimientos.

Pablo siempre ha sido el mejor amigo que cualquier chica podría desear: atento, divertido y siempre dispuesto a escucharme. Sin embargo, últimamente he estado sintiendo algo más por él, algo que va más allá de la simple amistad. Pero el miedo al rechazo y a perder nuestra conexión me mantenía en silencio.

Un día, mientras estábamos en la cafetería favorita de Pablo, noté que algo había cambiado en nuestra dinámica. Sus ojos, una vez cálidos y acogedores, ahora mostraban destellos de celos cuando me veía hablando con Pedri, uno de sus mejores amigos y compañeros de equipo en el FC Barcelona.

La tarde caía suavemente sobre la ciudad de Barcelona cuando me encontré con Pablo en nuestra cafetería habitual. La atmósfera estaba cargada de una extraña tensión que no había sentido antes. Pablo estaba más callado de lo habitual, y su mirada parecía estar en otra parte.

—¿Estás bien, Pablo? —pregunté, tratando de romper el incómodo silencio que nos rodeaba.

Pablo frunció el ceño y suspiró antes de responder.

—______, necesito hablar contigo sobre algo que me está molestando mucho —dijo, su tono lleno de seriedad.

Una sensación de inquietud se apoderó de mí mientras esperaba que continuara.

—Verás, he notado que últimamente estás muy cercana a Pedri, y no puedo evitar preguntarme si hay algo más entre vosotros dos —confesó, su voz cargada de preocupación y angustia.

Mi corazón dio un vuelco al escuchar sus palabras. ¿Cómo podía pensar que había algo más entre Pedri y yo?

—Pablo, te aseguro que no hay nada más entre Pedri y yo que una simple amistad. Eres mi mejor amigo y siempre lo has sido. Lo que siento por ti es único y especial, y nada ni nadie podría cambiar eso —respondí, tratando de calmar sus temores.

Pablo pareció dudar por un momento, sus ojos buscando los míos en busca de alguna señal de verdad.

—Lo siento, _______. Es solo que te he visto tan cerca de él últimamente, y no pude evitar pensar lo peor. Te amo, y la idea de perderte me aterra —confesó, su voz llena de vulnerabilidad y dolor.

Una ola de comprensión y amor me inundó al escuchar sus palabras. Había sido tan tonto pensar que había algo entre Pedri y yo.

—Pablo, te amo más de lo que puedes imaginar. Eres mi mejor amigo y mi todo. Nada ni nadie podría cambiar lo que siento por ti. Prometo ser más consciente de cómo mis acciones pueden interpretarse mal en el futuro. Lo último que quiero es causarte dolor —dije, mis ojos llenos de lágrimas mientras le tomaba la mano con ternura.

Pablo me miró con una mezcla de alivio y gratitud, sus ojos brillando con amor y entendimiento.

—Gracias por ser honesta conmigo, Neus. Eres lo mejor que me ha pasado, y no quiero perderte por nada en el mundo —dijo, su voz llena de emoción mientras me abrazaba con fuerza.

Nos quedamos abrazados por un largo momento, dejando que el peso de nuestras palabras se desvaneciera en el aire. Y mientras el sol se ponía sobre la ciudad, supe que nuestro amor era más fuerte que cualquier malentendido o temor.

Después de nuestra sincera conversación, el ambiente entre Pablo y yo cambió. Había una nueva intimidad en nuestra relación, una comprensión más profunda que nos unía de una manera que nunca habíamos experimentado antes. Nos acercábamos más el uno al otro, compartiendo momentos de complicidad y ternura que solo fortalecían nuestros lazos.

Una tarde, mientras paseábamos juntos por el parque, el sol brillaba suavemente sobre nosotros, creando un ambiente cálido y acogedor. De repente, Pablo se detuvo y me tomó suavemente de las manos, mirándome con una intensidad que me dejó sin aliento.

—_______, hay algo que necesito decirte. He estado pensando mucho en lo que dijiste la última vez, sobre nuestros sentimientos el uno por el otro. Y... —sus palabras se detuvieron mientras su mirada se llenaba de emoción.

—¿Qué es, Pablo? —pregunté, mi corazón latiendo con fuerza en mi pecho.

Pablo tomó una profunda bocanada de aire antes de continuar.

—________, te amo. Te amo más de lo que puedo expresar con palabras. Eres la luz de mi vida, mi mejor amiga y el amor de mi vida. No puedo imaginar mi vida sin ti —dijo, sus ojos brillando con amor y determinación.

Una mezcla de alegría y alivio me inundó al escuchar sus palabras. Mis propios sentimientos se agitaron dentro de mí, luchando por salir y ser expresados.

—Pablo, yo también te amo. Te he amado desde siempre, desde que éramos niños y jugábamos juntos en el parque. Eres mi todo, mi confidente y mi compañero de vida. No puedo imaginar un futuro sin ti a mi lado —confesé, mis ojos llenos de lágrimas de felicidad.

Sin pensarlo dos veces, Pablo me tomó en sus brazos y me besó con una pasión y ternura que me dejó sin aliento. En ese momento, el mundo desapareció a nuestro alrededor, dejándonos solos en nuestra burbuja de amor y felicidad.

Cuando nos separamos, nuestras sonrisas lo decían todo. Habíamos encontrado el amor el uno en el otro, superando todas las dudas y temores que pudieran haber existido en el pasado. Y mientras caminábamos juntos hacia el futuro, de la mano y con el corazón lleno de esperanza, supe que nuestro amor sería para siempre, más allá de cualquier obstáculo que la vida pudiera presentarnos. Porque cuando dos personas están destinadas a estar juntas, nada ni nadie puede separarlas. Y con Pablo a mi lado, sabía que juntos podríamos enfrentar cualquier desafío y superarlo, porque nuestro amor era más fuerte que cualquier adversidad.

One shots futbolistasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora