João Félix

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Creí que había encontrado el amor en los ojos de João Félix. Desde el momento en que nos conocimos, su encanto y su sonrisa cautivaron mi corazón, y me vi envuelta en un torbellino de emociones que pensé que duraría para siempre. Pero lo que no sabía era que nuestro amor estaba destinado a ser solo una ilusión, una sombra de lo que parecía ser.

João era un futbolista talentoso que jugaba para el FC Barcelona, ​​un hombre apuesto y carismático que parecía tenerlo todo. Cuando empezamos nuestra relación, me sentía en la cima del mundo, convencida de que había encontrado al hombre de mis sueños. Pero pronto descubrí que las apariencias podían ser engañosas, y que el amor que creía sentir no era más que una mentira.

Nuestra relación comenzó como un cuento de hadas, lleno de momentos de felicidad y complicidad. Pero a medida que pasaba el tiempo, empecé a notar pequeñas grietas en nuestra relación, signos de que algo no estaba bien. João se volvía distante y evasivo, y sus excusas por no pasar tiempo juntos se volvían cada vez más elaboradas.

Una noche, mientras estábamos cenando juntos en un restaurante elegante, decidí abordar el tema que me estaba consumiendo por dentro.

—João, siento que últimamente te estás distanciando de mí. ¿Hay algo que no me estás diciendo? —pregunté, mi voz temblorosa con la incertidumbre.

João desvió la mirada, incapaz de enfrentar mi mirada.

— _____, lo siento. No quería lastimarte, pero... nuestra relación ha sido un error. No puedo seguir fingiendo que siento algo por ti cuando en realidad mi corazón sigue perteneciendo a otra persona —confesó, su voz llena de pesar y remordimiento.

Mi corazón se hundió al escuchar sus palabras, la verdad golpeándome como un puñetazo en el estómago.

—¿A quién te refieres, João? ¿Hay otra mujer en tu vida? —pregunté, luchando por contener las lágrimas que amenazaban con escapar de mis ojos.

João suspiró, su mirada llena de dolor y arrepentimiento.

—Sí, hay otra mujer. Una mujer a la que nunca he dejado de amar, a pesar de nuestras diferencias. Y aunque intenté olvidarla, mi corazón siempre la buscaba en cada momento que pasábamos juntos. Lo siento, ______. Te he usado como una tirita para cubrir las heridas de mi corazón roto, y eso no es justo para ti —confesó, su voz llena de culpa y tristeza.

Las lágrimas rodaban por mis mejillas mientras luchaba por procesar la verdad de sus palabras. Me sentía como si hubiera sido arrastrada a un torbellino de emociones, incapaz de encontrar una salida.

—João, no puedo creer que hayas jugado con mis sentimientos de esta manera. Pensé que éramos diferentes, que nuestro amor era real. Pero ahora veo que todo fue solo una puta mentira, una fachada para ocultar tus verdaderos sentimientos —dije, mi voz temblando con la incredulidad y el dolor.

João bajó la cabeza, incapaz de enfrentar mi mirada.

—Lo siento. No hay excusa para mi comportamiento. Solo espero que puedas perdonarme algún día —dijo, su voz llena de remordimiento.

Pero en ese momento, supe que el perdón no vendría fácilmente. Me levanté de la mesa con determinación, decidida a dejar atrás a João y todo el dolor que había causado. 

A medida que pasaban los días, comencé a recuperar mi confianza y a abrir mi corazón a nuevas posibilidades. Entre esas posibilidades, había un compañero de equipo de João llamado Fermín, con quien había entablado una amistad. A medida que pasábamos más tiempo juntos, descubrí que compartíamos intereses similares y una conexión especial que me hacía sentir viva de nuevo.

Fermín me invitó a salir en una cita casual, y acepté con entusiasmo, emocionada por la oportunidad de explorar una nueva relación sin las sombras del pasado. Nos encontramos en un acogedor café, donde pasamos horas charlando y riendo.

Sin embargo, la felicidad efímera se vio interrumpida por la repentina aparición de João. Su rostro estaba contorsionado por la ira y los celos mientras me miraba con ojos llenos de reproche.

—¿Qué estás haciendo aquí, ________ ? ¿Acaso te has olvidado de lo que teníamos? —exclamó, su voz llena de amargura.

Me quedé sin aliento ante su arremetida, sorprendida por su reacción tan desproporcionada.

—João, no es asunto tuyo. Ya no estamos juntos, y tengo derecho a seguir con mi vida y salir con quien me de la gana—respondí, mi voz temblando con determinación.

Fermín se levantó de su asiento, su mirada desafiante mientras se enfrentaba a João.

—Deberías aprender a dejarla ir, bro. No eres el único hombre en su vida, y merece ser feliz con quien ella elija —dijo, su tono firme y decidido.

João apretó los puños con furia, su mandíbula tensa mientras luchaba por contener su ira.

—No permitiré que te acerques a ella, Fermín. Es mía, y siempre lo será —declaró, su voz llena de posesión.

Me levanté de mi asiento, sintiendo la necesidad de intervenir antes de que la situación empeorara.

—João, ya es suficiente. No tienes derecho a dictar con quién puedo salir o no. Nuestra relación ha terminado, y necesitas aceptarlo. Fermín es mi amigo, y no permitiré que te interpongas entre nosotros —dije, mi voz firme y decidida.

João me miró con incredulidad, sus ojos llenos de dolor y remordimiento.

—Lo siento, _______. No quería asustarte o lastimarte. Solo... no puedo soportar la idea de perderte —dijo, su voz llena de tristeza.

Sus palabras me conmovieron, pero sabía que era hora de seguir adelante y dejar atrás el pasado. Cogí la mano de Fermín con determinación, mirándolo a los ojos con gratitud y esperanza por el futuro que nos esperaba juntos. Porque aunque João aún ocupaba un lugar en mi corazón, sabía que era hora de dejarlo ir y abrir mi corazón a un nuevo amor que me llevaría hacia adelante hacia la felicidad y la plenitud.

One shots futbolistasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora