Héctor fort

2.8K 62 1
                                    

Desde el momento en que vi a Héctor por primera vez, supe que mi vida nunca volvería a ser la misma. Era un día soleado en Barcelona cuando lo vi correr por el campo, su camiseta del FC Barcelona ondeando al viento mientras daba lo mejor de sí en el campo de fútbol. Como amante del fútbol, no pude evitar sentir una atracción instantánea hacia él.

Después del partido, tuve la oportunidad de conocerlo en persona. Su sonrisa cautivadora y su personalidad encantadora solo intensificaron mis sentimientos por él. Sin embargo, pronto descubrí que estaba saliendo con mi mejor amiga, Carla. Aunque intenté reprimir mis sentimientos, no pude evitar sentirme atraída hacia él cada vez que estábamos juntos.

Nuestra conexión parecía imposible, pero eso no impidió que nos acercáramos cada vez más. Comenzamos a seguirnos en Instagram y pronto nos encontramos coqueteando a través de mensajes directos. Héctor parecía sentir lo mismo que yo, y cada "me gusta" y comentario suyo me hacía sonreír como una adolescente enamorada.

A medida que nuestra relación en línea florecía, decidí ir a verlo jugar en el estadio. Sentí mariposas en el estómago mientras lo veía correr por el campo, su pasión por el juego palpable en cada movimiento. Me di cuenta de que estaba enamorada, profundamente enamorada de este hombre que apenas conocía.

Sin embargo, la presencia de Carla siempre pendía sobre nosotros, recordándome que estaba traicionando a mi amiga cada vez que pensaba en Héctor de esa manera. Pero mis sentimientos por él no podían ser ignorados, y sabía que tenía que enfrentar la verdad, sin importar las consecuencias.

Una noche, después de otro partido emocionante, Héctor y yo nos encontramos solos en el vestuario. La tensión entre nosotros era palpable mientras nos mirábamos, nuestros corazones latiendo al unísono.

— _______, sé que esto es complicado, pero no puedo dejar de pensar en ti —dijo Héctor, su voz llena de sinceridad mientras se acercaba a mí lentamente.

Mi corazón dio un vuelco mientras escuchaba sus palabras, mi mente luchando por procesar lo que estaba sucediendo.

—Héctor, yo... también siento lo mismo. Pero no puedo ignorar el hecho de que estás saliendo con mi mejor amiga —respondí, mi voz temblorosa por la emoción contenida.

Héctor tomó mi mano con ternura, sus ojos buscando los míos con intensidad.

—Lo sé, y lo siento. Pero no puedo negar lo que siento por ti, ______. Eres diferente a cualquier otra persona que haya conocido, y no puedo seguir fingiendo que eso no significa nada para mí —dijo, su voz llena de determinación.

Una oleada de emoción me inundó mientras lo miraba, mis dudas y miedos desapareciendo ante la fuerza de nuestros sentimientos mutuos.

—Entonces, ¿qué vamos a hacer? ¿Cómo podemos superar esto juntos? —pregunté, mi voz llena de esperanza y anhelo.

Héctor me miró con una sonrisa, su mano apretando la mía con firmeza.

—Vamos a encontrar una manera, ______. Porque cuando se trata del amor, no hay obstáculo que no podamos superar juntos —respondió, su voz llena de confianza y promesa.

Y en ese momento, supe que estábamos destinados a estar juntos, que nuestro amor sería más fuerte que cualquier desafío que el destino pudiera lanzarnos. Porque cuando se trata del amor verdadero, no hay nada que pueda detenerlo, y estaba lista para enfrentar el futuro con Héctor a mi lado.

Pasaron los días y las semanas, y nuestra relación con Héctor se desarrolló en secreto. Cada encuentro furtivo, cada mensaje enviado a escondidas, solo aumentaba la intensidad de nuestros sentimientos el uno por el otro. Sin embargo, la sombra de Carla seguía acechando en el fondo de nuestras mentes, recordándonos constantemente el engaño en el que estábamos envueltos.

Pero, a pesar de los desafíos, decidimos enfrentar la situación juntos. Prometimos ser honestos el uno con el otro y encontrar una solución que no lastimara a nadie más en el proceso. Y mientras tanto, continuamos disfrutando de los pequeños momentos que compartíamos: las risas, las miradas cómplices y los suaves roces de manos que nos recordaban que estábamos enamorados.

Sin embargo, la situación no pudo mantenerse en secreto para siempre. Un día, mientras caminaba por la calle con Héctor, nos encontramos cara a cara con Carla. Su expresión de sorpresa se convirtió rápidamente en una mirada de traición cuando se dio cuenta de lo que estaba sucediendo entre nosotros.

—¿Qué demonios está pasando aquí? —exigió Carla, su voz llena de ira y confusión mientras nos miraba alternativamente.

Héctor tomó mi mano con determinación, su mirada encontrando la mía con un brillo de determinación.

—Carla, lo siento. Pero _______ y yo... hemos estado viéndonos en secreto. No queríamos lastimarte, pero no pudimos negar lo que sentíamos el uno por el otro —admitió Héctor, su voz llena de pesar mientras enfrentaba la ira de su exnovia.

Carla se quedó sin palabras, su mirada alternando entre nosotros con incredulidad y dolor. Sabía que la había lastimado profundamente, y me sentí consumida por la culpa por haber traicionado su confianza de esta manera.

—No puedo creer que hayas hecho esto, Héctor. ¿Cómo pudiste ser tan egoísta? —exclamó Carla, su voz temblorosa por la emoción contenida.

Mis propios ojos se llenaron de lágrimas mientras miraba a Carla, lamentando profundamente el daño que le había causado. Pero también sabía que no podíamos retroceder en el tiempo y deshacer lo que había sucedido entre Héctor y yo.

—Carla, lo siento mucho. Pero necesitaba ser honesto contigo, necesitaba seguir mi corazón —dijo Héctor, su voz llena de tristeza mientras luchaba por encontrar las palabras adecuadas.

Carla nos miró por un momento más, su expresión llena de dolor y traición, antes de darse la vuelta y marcharse sin decir una palabra más.

Nos quedamos allí, en medio de la calle, mirándonos el uno al otro en silencio. Sabíamos que habíamos causado un gran daño a Carla, y no había manera de arreglarlo. Pero también sabíamos que teníamos que enfrentar las consecuencias de nuestras acciones y seguir adelante juntos, sin importar lo que el futuro nos deparara.

Y en ese momento, mientras miraba a Héctor con los ojos llenos de amor y determinación, supe que estábamos listos para enfrentar cualquier desafío que se interpusiera en nuestro camino. Porque cuando se trata del amor verdadero, nada puede detenerlo, ni siquiera los errores del pasado.

One shots futbolistasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora