Ferran Torres

1.1K 16 0
                                    

El sol se estaba poniendo sobre Foios, tiñendo el cielo de tonos dorados y naranjas mientras caminaba por las tranquilas calles del pueblo. A lo lejos, podía ver la figura de Ferran Torres, el talentoso jugador del FC Barcelona y mejor amigo de mi hermano, que había regresado a su hogar para una breve visita.

Nuestra relación siempre había sido complicada. Desde que éramos niños, Ferran y yo habíamos compartido una conexión especial, a pesar de que él era tres años mayor que yo. Cada vez que volvía a Foios, pasábamos tiempo juntos, compartiendo risas, secretos y miradas cómplices que hablaban más que mil palabras.

Sin embargo, a pesar de la atracción palpable que existía entre nosotros, nunca habíamos cruzado la línea de la amistad. Siempre había sido un juego peligroso, mantener nuestra relación en secreto, pero el miedo a las consecuencias siempre había sido demasiado grande para enfrentarlo.

Esa tarde, me encontré con Ferran en el parque del pueblo, donde solíamos pasar horas charlando y riendo juntos. Nos sentamos en un banco bajo la sombra de un árbol, disfrutando del cálido sol de la tarde mientras el viento jugaba con nuestros cabellos.

"Ferran, ¿cómo ha sido tu temporada en el Barcelona?" pregunté, tratando de romper el tenso silencio que se había instalado entre nosotros.

Él me miró con una sonrisa suave en los labios, sus ojos brillando con complicidad. "Ha sido increíble, _______. Pero hay algo que quiero decirte".

Mi corazón comenzó a latir con fuerza, anticipando lo que estaba por venir. Sabía que debía enfrentar la verdad, aunque me aterrara.

"Ferran, lo siento, pero no puedo seguir fingiendo que esto no está sucediendo", confesé, mi voz apenas un susurro en medio del bullicio del parque. "Lo que tenemos es especial, lo sé, pero no puedo arriesgarme a perder a mi hermano".

Él asintió, sus ojos llenos de comprensión y tristeza. "Lo entiendo, _______. Pero ¿no crees que vale la pena luchar por lo que realmente queremos?"

Sus palabras resonaron en mi mente, desatando una tormenta de emociones que había estado luchando por contener. ¿Valía la pena arriesgarlo todo por el amor? ¿O era más seguro quedarse en la zona de confort, aunque eso significara renunciar a la felicidad verdadera?

"Creo que tienes razón, Ferran", murmuré, tomando su mano con delicadeza. "Es hora de dejar de escondernos y enfrentar nuestras verdades, sin importar las consecuencias".

Una sonrisa iluminó el rostro de Ferran, sus ojos brillando con esperanza y determinación. "Entonces, ¿qué dices? ¿Nos atrevemos a dar el siguiente paso juntos?"

Asentí con una sonrisa temblorosa, sintiendo como si una carga se hubiera levantado de mis hombros. "Sí, Ferran. Estoy lista para enfrentar lo que sea que venga, siempre y cuando estemos juntos".

Y así, bajo el cálido abrazo del atardecer, Ferran y yo nos prometimos el uno al otro que nunca volveríamos a esconder nuestro amor. Porque cuando dos corazones están destinados a encontrarse, ningún obstáculo puede interponerse en su camino hacia la felicidad verdadera.

El sol se estaba poniendo lentamente sobre Foios cuando regresé a casa, con el corazón lleno de nerviosismo y anticipación. Sabía que enfrentar a mi hermano Sergi y confesarle nuestra relación con Ferran sería una de las conversaciones más difíciles de mi vida, pero sabía que no podía seguir escondiéndolo más.

Entré en la casa y encontré a Sergi en la sala, absorto en su teléfono. Traté de reunir valor mientras me acercaba a él, sabiendo que no había vuelta atrás una vez que compartiera la verdad.

"Sergi, necesito hablar contigo", dije, mi voz temblando ligeramente mientras me sentaba a su lado.

Él levantó la mirada, sus ojos curiosos al notar mi expresión seria. "¿Qué pasa, _______? ¿Está todo bien?"

Respiré hondo antes de hablar, sintiendo el peso de mis palabras en mi pecho. "Sergi, hay algo que necesitas saber. Ferran y yo... estamos juntos".

El rostro de Sergi se transformó en una mezcla de sorpresa y confusión, sus ojos buscando los míos en busca de alguna señal de broma. Pero cuando vio mi expresión seria, la realidad de mis palabras comenzó a hundirse en él.

"¿Estás diciendo que tú y Ferran... están en una relación?" preguntó, su voz apenas un susurro en medio del silencio abrumador.

Asentí con tristeza, sintiendo el nudo en mi garganta amenazando con ahogarme. "Lo siento, Sergi. No queríamos ocultártelo, pero teníamos miedo de tu reacción".

Sergi se levantó de su asiento, sus ojos llenos de una mezcla de dolor y traición mientras me miraba con incredulidad. "No puedo creer que me hayan ocultado esto, _______. Tú, mi hermana, y mi mejor amigo... juntos".

Las lágrimas brotaron de mis ojos mientras luchaba por encontrar las palabras adecuadas para explicarle lo que sentíamos. Pero antes de que pudiera decir algo más, la puerta se abrió de golpe y Ferran entró en la habitación, su rostro lleno de preocupación al ver la tensión en el aire.

"¿Qué está pasando aquí?" preguntó Ferran, su mirada alternando entre Sergi y yo con confusión.

Sergi lo miró con una mezcla de furia y decepción, su voz llena de amargura mientras hablaba. "No puedo creer que me hayas traicionado de esta manera, Ferran. Eres mi mejor amigo, y tú y mi hermana... ¡No puedo ni siquiera decirlo en voz alta!"

Ferran se acercó a Sergi, sus ojos llenos de arrepentimiento mientras trataba de explicarle nuestra situación. "Lo siento, Sergi. No queríamos lastimarte, pero... _______ y yo nos amamos. No hemos podido evitarlo".

El silencio se instaló en la habitación mientras los tres procesábamos la magnitud de lo que acababa de suceder. Sabía que habría consecuencias por nuestras acciones, pero también sabía que no podíamos esconder nuestro amor para siempre.

Finalmente, Sergi rompió el silencio, su voz llena de tristeza y resignación mientras hablaba. "No puedo decir que esté de acuerdo con esto, pero... como hermano mayor, solo quiero que ambos sean felices. Pero no esperen que las cosas vuelvan a ser como antes".

Las lágrimas brotaron de mis ojos mientras abrazaba a Sergi con fuerza, agradecida por su comprensión a pesar del dolor que sentía. Y mientras nos aferrábamos el uno al otro, supe que, aunque el camino por delante sería difícil, estábamos dispuestos a enfrentarlo juntos, como familia.

One shots futbolistasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora