Ferran Torres

1.7K 53 0
                                    

Desde que éramos niños, Ferran y yo compartíamos risas y sueños en los callejones polvorientos de nuestro pequeño pueblo en Valencia. Él siempre llevaba consigo su balón de fútbol, como si fuera una extensión de su propio ser. A medida que crecíamos, su pasión por el fútbol se volvía más ardiente, y yo me convertía en su mayor admiradora.

El destino nos llevó por caminos diferentes cuando Ferran fue reclutado por el Valencia FC. Aunque estábamos separados por la distancia, nuestra amistad de la infancia floreció en algo más profundo con el tiempo. Yo seguía cada uno de sus partidos, animándolo desde la distancia y compartiendo sus victorias y derrotas.

Un día, después de un emocionante partido en Mestalla, Ferran me invitó a cenar para celebrar su victoria. Estaba nerviosa y emocionada al mismo tiempo, pero cuando nos encontramos en el restaurante, todas las dudas desaparecieron. Él lucía su sonrisa característica, la misma que me hacía sentir en casa desde que éramos niños.

La noche brillaba con destellos de estrellas mientras Ferran y yo compartíamos una cena íntima después de su emocionante victoria en Mestalla. La complicidad entre nosotros se sentía en el aire, y la risa juguetona marcaba cada palabra compartida.

-  Gracias por estar aquí conmigo. Este momento es aún más especial contigo a mi lado - dice sonirendome tiernamente

- Ferran, siempre estaré aquí para ti. Has logrado cosas increíbles, y estoy tan orgullosa de todo lo que has alcanzado - digo sonriendo y sintiendo mi corazón latir con fuerza.

- Pero hay algo que siempre me ha faltado, _____. Algo que solo tú puedes completar - dice acariciando mi mano con ternura.

Mis ojos se encuentran con los suyos, y en su mirada encuentro un amor profundo y sincero.

- ¿ El que?

- Tú. Siempre has sido mi amiga más cercana, pero ahora quiero que seas mi amor. ¿Te gustaría ser algo más? - dice sonriendo.

El susurro de esas palabras resonó en mi corazón, creando un cálido abrazo de emociones.

- Ferran, no hay nada que desee más. Siempre has sido algo más que un amigo para mí - digo sonriendo.

- Entonces, ¿quieres ser mi novia, _____ ? - dice acercándose a mi.

- Sí, Ferran. Claro que quiero ser tu novia - digo acercándome a él para besar sus labios.

El restaurante parecía desvanecerse mientras nuestras manos se entrelazaban, sellando un pacto de amor que había crecido a lo largo de los años. Cada palabra, cada gesto, estaba impregnado de una conexión especial que solo dos personas destinadas a estar juntas podían entender. Así comenzó nuestra historia de amor, una melodía suave que resonaría en los recovecos de nuestros corazones mientras enfrentábamos juntos los desafíos que la vida y el fútbol nos presentarían.

One shots futbolistasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora