Al día siguiente, en la universidad, Kardia estaba de un humor terrible, había salido ya de cuatro clases y estaba en la penúltima del día, parecía que su humor podría empeorar por cualquier mínima cosa que pasara.
Tenía la vista clavada en su teléfono mientras escuchaba como se llenaba el gran salón, eran charlas ahí y allá. Quería ignorar todas, pero siempre era imposible no escuchar alguna.
Por primera vez en la vida una plática le llamó la atención, pues habían descrito a una persona que conocía. O bueno, acababa de descubrir su existencia.
Estiró su cuerpo con un bostezo, colocando sus brazos detrás de la cabeza y recargando su espalda en la silla, así escucharía más la plática de atrás.
— ¿Escuchaste que Dégel Dschubba ya está aquí?.
— ¿Aquí?. —una persona nueva se acercaba a la conversación— ¿El que se fue de intercambio representando la universidad?.
— ¡Si, ese mismo!. Ya se quedará aquí a terminar los años que le quedan.
— ¡Eso es increíble!. —dijo una estudiante emocionada, que también se metió en la plática— ¿Crees que de clases privadas? Es atractivo...
Kardia para ese entonces giró los ojos, ya comenzarían con estupideces.
— No lo creo, a lo que sé, es una persona bastante reservada.
— ¿Acaso no es él?.
Y como si le hubieran dado un susto, Kardia sintió su corazón latir más rápido, miró hacia la puerta y efectivamente, aquel oliva iba entrando con una maqueta en manos, parecía un edificio de negocios, tenía porte elegante mientras mantenía una plática con el profesor.
Antares lo siguió con la mirada, vio como le entregaba la maqueta al profesor y se iba a sentar, estaban a aproximadamente cinco sillas a la derecha, solo que el oliva en un escalón menos.
Ni siquiera escuchó la hora de clase, tenía la vista clavada en aquel oliva, y solo tenía una opinión para él.
Era un maldito robot sin expresión.
Terminó la clase y tomó sus cosas para dirigirse a la puerta, pero ni siquiera notó cuando sus piernas lo llevaron en la dirección contraria hasta estar enfrente del lugar del Omega.
— ¿Dégel, verdad?.
Este lo miró después de guardar uno de sus libros en la mochila. Estaba serio detrás de aquellos cristales que cubrían sus violetas brillantes.
— ¿Le puedo ayudar en algo?.
La voz de aquel oliva era suave pero gélida, nada a comparación con los susurros y quejidos que escuchó de él un día antes.
— ¿Cómo sigues?.
Kardia se sentía cómo un estupido parado enfrente de él, le daba gracia la diferencia de altura que tenían, pero parecía que más gracia daría él en las opiniones que tenían los pocos que se quedaron en el salón.
— ¿Disculpe?.
— ¿No me conoces?. —preguntó aquello frunciendo el ceño— ¿Ni siquiera cuándo intentaste besarme ayer?.
Por primera vez en el día vio a Dégel frunciendo el ceño, parecía confundido y irritado. Kardia sonrió, el Omega si tenía otras expresiones.
— No tengo la intención de perder el tiempo con cosas inútiles. —mencionó el oliva colgándose la mochila— Si no tiene más que decir me disculpo, pero me iré.
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Omegaverse.
FanfictionOmegaverse, coincidencias, destinos, encuentros... ¿Qué podría pasar?. . × Pequeña historia omegaverse de Milo y Camus, junto Kardia y Dégel. Gracias por leer!.