20.

192 13 3
                                    

— No hay marca...

Aquellas palabras fueron soltadas en un susurro por parte del alfa, tenía un rato despierto y lo primero que hizo, además de ver a Dégel descansando, fue mirarse en el espejo de su baño.

Estaba confundido, sintió al omega anoche morderlo, pero no tenía ninguna marca, no lo marcó.

Se sentía desanimado, él tampoco había marcado a Dégel, que era algo que le alegraba, pero... Le brindó la oportunidad de hacerlo, ¿Por qué no lo hizo?.

Pareciera que después de todo el menor no quería estar con él, su corazón se encogió, de verdad no lo había marcado.

También se sentía como un idiota, le confesó que quería un bebé, y eso que ni siquiera era él quién estaba en celo.

Solo se sentía... Mal, profundamente mal.

En cambio el recién levantado Dégel estaba viendo a su alrededor, seguía somnoliento. No se había dado el tiempo de mirar la habitación del alfa, era grande y espaciosa, realmente todo estaba en orden y seguía siendo elegante como el resto de la casa.

Había unos cuantos cuadros en la pared, algunos eran de un paisaje, mientras otros de Kardia y Milo.

Se notaba que el alfa quería mucho a su hermano.

Dio la vuelta en la cama, quedando boca abajo. Tenía puesta una camisa que no recordaba tener el día anterior, era del mayor. En la parte de abajo si tenía algo propio, y la idea de que el alfa le hubiera cambiado lo ponía rojo del rostro.

Extendió una de sus manos a la mesa de noche, acariciando el frío material del objeto, observó sus manos por unos momentos, ladeando la cabeza curioso.

¿Su piel olerá al mayor?.

Dejó salir un suspiro y siguió mirando la mesa de noche, abriendo el primer cajón con curiosidad. Desde su posición no logró ver nada, por lo cuál se acercó aún más.

Logró ver una caja de color negro, la tomó y empezó a leer el indicado.

— ¿Eh?.

Dejó caer la caja de los preservativos, abriendo sus ojos con leve sorpresa. ¿Por qué Kardia los tenía?.

Recordaba perfectamente que el mayor no hizo uso de aquellos la noche anterior con él, se corrió dentro suyo.

Se levantó de la cama con prisa, no había visto a Kardia desde que despertó, no sabía si este se encontraba abajo.

Volvió a mirar la caja, estaba cerrada, pero eso no le aseguraba que fuera la primera que el mayor tendría en su casa.

Al girar su rostro al costado pudo observarse desde el espejo que tenía Kardia en la habitación, miró cada una de las marcas que dejó el alfa en sus piernas, cuello y clavículas, levantó la camisa con sus manos, notando todas las demás en su abdomen y pecho.

Sentía su rostro arder, no podía saber porqué.

Estaba asustado, le alarmaba la idea de que Kardia solo se hubiera acercado desde un principio para acostarse con él, y ahora que lo obtuvo simplemente tomarían distancia.

Nada le aseguraba que lo que el alfa le decía era verdad, ¿Si era la primera persona en entrar a esa casa?.

Sus piernas empezaron a temblar y su corazón a acelerar el latido.

Dejó caer la camisa nuevamente y caminó hacia la puerta, pero algo le detuvo. Se giró sobre sus pasos a la puerta del baño, la misma que fue abierta anteriormente por el mayor, Kardia lo miraba confundido.

Omegaverse. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora