Omegaverse.

Extra II

Kardia no entendía el comportamiento de su omega embarazado, en un momento estaba de buen humor, y al otro, estaba llorando ¿la razón? el alfa se metió a bañar sin avisarle.

Nunca imaginó ver a Dégel de esa forma. Sabía sobre los cambios de humor en el embarazo, pero no creía en que serían tan drásticos. Además... su ropa estaba desapareciendo.

Conocía al culpable de ese hecho, pero por el momento no quería interferir en su trabajo.

Mientras regresaban del chequeo médico mensual en el consultorio de Scarlet, Dégel se puso más sensible de lo normal. Tuvieron que pausar la cena por ese motivo, pues el menor se había puesto a sollozar.

Kardia se acercó a su pareja, preocupado, pensando si estaba sufriendo algún dolor en el vientre o algo parecido. Colocó una mano en su vientre, acariciando el mismo con suavidad.

— ¿Qué pasa, cielo? —trataba de preguntar con voz suave, esperando no alterarlo más—. ¿El bebé está muy inquieto?

Le limpió las lágrimas del rostro, acariciando su mejilla con cuidado. Era adorable ver a Dégel, no llorando, sino embarazado. Usaba ropa de maternidad para omegas, y verlo con su vientre abultado era lo mejor ante los ojos de Kardia.

El oliva bajó la mirada, apoyando su frente contra el pecho del alfa.

— No. —respondió, haciendo pasar segundos antes de agregar—. Es solo que estoy feliz.

¿Felicidad? ¿eso era?

El corazón de Antares se tranquilizó, y junto a eso, un suspiro de alivio salió de sus labios.

— ¿Estás feliz? —susurró la pregunta, dejándole un suave beso en la cabeza—. ¿Por qué?

— Porque tendremos un niño...

Una sonrisa apareció en el rostro de Kardia ante las palabras de su omega. En el chequeo médico, al estar en el sexto mes de embarazo, descubrieron que su bebé sería un varón, y eso los mantenía felices.

Rogaron para que Scarlet no lo informara al resto de la familia, así que por el momento, solo sabían ellos tres.

Tomó el rostro del menor, levantando el mismo, mirando esos violetas que amaba con el alma.

— Nuestro pequeño será un bebé hermoso, como tú.

Dejó un nuevo beso en la frente del omega, limpiándole una lágrima traviesa que resbalaba por su mejilla.

— ¿Quieres pensar en un nombre ahora que sabemos que es un niño?

— Si, me gustaría...

La conversación sobre el nombre del bebé siguió hasta que se fueron a acostar. Kardia tenía a Dégel entre sus brazos, acariciando sus mechones olivas con una mano, mientras que con la otra le acariciaba el vientre con delicadeza.

El bebé respondía a los toques de su padre, dando suaves pataditas cada vez que podía. El sexto mes de gestación había sido muy activo gracias al pequeño.

El alfa estaba por cerrar los ojos hasta que escuchó la voz del menor, quién también parecía dormirse.

— Tengo un antojo...

— ¿Mmh?

— De té de Camellia.

Antares reprimió un suspiro cansado contra el cuello de su pareja, antes de abrazarlo más contra su cuerpo.

— Vayamos a dormir, Dégel.

Estaba a punto de reconciliar el sueño nuevamente cuando Dégel volvió a hablar.