03.

182 16 3
                                    

Ya tenía una hora bajo el agua fría aunque eso no le ayudaba, sentía un calor intenso en todo su cuerpo, su miebro dolía de una manera horrible y ni siquiera recordaba cuántas veces se había corrido ya. 

La regadera parecía haber perdido su encanto en ese momento, la cerró bruscamente y se enredó en su toalla para salir del baño. 

Una vez en su cuarto se miró en el gran espejo que tenía frente a su cama, sentía que le faltaba urgentemente a una persona gimiendo su nombre delante de él, mientras podía enbestirlo lo más fuerte posible, pero solamente veía a una persona posible para quitarle esa necesidad sexual, y no quería mencionarlo para nada. 

Se apoyó en el mueble cerca de él y dejo caer la toalla que lo rodeaba, tomando su duro miembro y empezar a masturbarse nuevamente. 

Soltaba leve gemidos, se mordía el labio para evitar hacer tanto ruido ya que la habitación de su hermano estaba alado, más no sabía si estaba ahí su mayor. 

— Maldita sea... Aaah... 

Tenía en su cabeza los gemidos del Omega, sentía aún su cuerpo debajo de él y la sensación de sus manos tocándole no se iba para nada. 

Si tan solo lo hubiera besado, o incluso ayudado en su celo dándole lo que quería ¿Por qué diablos no hizo nada?. 

Tenía unas enormes ganas de tomar al Omega que conocía, marcarlo, ahogarlo con sus feromonas e incluso darle un bebé. 

Se sentía frustrado, y se sintió mucho más cuando se corrió en su mano sin pleno aviso. Juntó todo su enojo y tomó un pequeño jarrón que tenía en su mueble y lo aventó a la puerta de su habitación, haciendo desastre del mismo. 

No le quedaba otra más que vestirse y buscar supresores en la cocina. 

Mientras tanto, en la planta baja, un hombre de gran apariencia a Milo pero de cabellos azulados y de igual manera esponjosos abría la puerta de su casa, un poco preocupado por recibir visitas sin aviso, ya que la persona detrás de la puerta era bastante correcta con ellos, y nunca haría algo como eso sí no se tratara de una emergencia. 

Dejó pasar a quien conocía como tío del mejor amigo de su hermano, Mystoria. 

— ¿Pasó algo señor Mystoria? —preguntó aún más preocupado mientras que el otro miraba a las escaleras de la sala— ¿Camus está...? 

— Milo está en su rut, ¿Verdad Kardia?.

Un poco sorprendido por aquello asintió rápidamente, ladeando su cabeza y alzando una ceja. 

— ¿Pasó algo con mi hermano? Últimamente está teniendo problemas con su rut más de lo normal, se le ve mucha frustración acumulada en cada de ellos. —mencionó mientras tomaba asiento en la sala— ¿Podría decirme qué sucedió?.

— Presiento que provocó el celo de Camus por algún uso de feromonas delante de él, faltaba un mes para su celo, y ahora está en casa enredado con el uniforme de Milo durmiendo. 

— Me preguntaba el porqué Milo llegó solo en resaque —soltó un suspiro al terminar— Creo que ahora está en su habitaci... 

— ¿Es ropa de Camus?. 

Tanto como Kardia y Mystoria se sobresaltaron ante la voz de Milo en el lugar, el menor estaba en las escaleras, apuntando una pequeña mochila que el Omega traía en sus manos. 

— Así es Milo, es ropa de Camus, pensaba que podía ayudarte en tu rut. 

Mystoria se acercó a Milo para entregarle la mochila que llevaba con él, el menor tan pronto como la tomó dio la vuelta sobre las escaleras para subir a su habitación, pero la voz de su hermano lo detuvo. 

Omegaverse. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora