26.

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Era bastante temprano por la mañana, la casa era un completo silencio pero aturdida para quien estaba despierto a esa hora, acababa de tomar asiento en la sala de la residencia, dejando las mochilas que llevaba con el a su lado.

Estaba esperando a que su pareja bajara del cuarto, él se había levantado más temprano de lo normal y ya no pudo descansar, así que lo dejó dormir, alistándose para la preparatoria.

Sabía que no lo esperaría mucho, pues el menor era puntual. Al igual que Mystoria, a quién también logró escuchar hablar con Scarlet mientras se estaba vistiendo.

Se talló los ojos, dejándose caer en el respaldo de la sala, bostezando. Estaba más agotado de lo normal, y no lo entendía, él no era el embarazado.

Se sobre saltó cuando la puerta de la casa fue abierta, al mirar hacia aquella pudo notar al oliva, quién parecía ya irse a la universidad.

— Buen día Milo, hoy los llevará mi padre. —saludó con voz no tan baja el omega, acomodando su abrigo.

El mencionado asintió, mirándolo atentamente.

— Buenos días Dégel...

Le miró detenidamente, esperaba más palabras por parte del menor pero no fue así. Se colgó la mochila, tomando las llaves de su carro.

— Si nuevamente los gemelos llegan a molestarlos te daré el permiso de golpearlos, responderé por ti ante el señor Krest.

Se ganó una sonrisa por parte de Milo, quién asintió nuevamente.

— Me parece bien en ese entonces, gracias Dégel.

— De nada Milo, avísame si ocurre algo.

Y con aquello Dégel salió de la casa, dejando al menor pensando en sus palabras.

En realidad no le molestaba la idea de tener que golpear a los gemelos si le era necesario, confiaba en sí mismo como para saber que podría con ellos, aunque probablemente se tendría que contener. La idea de alterar a Camus lograba que pensara bastante bien sus reacciones ante cualquier cosa.

Observó atentamente a las escaleras cuando escuchó unos pasos en ellas, pronto vio al aguamarina bajar vestido con el uniforme, detrás de él venía Mystoria.

— ¿Esperaste mucho, Milo? —dijo el mayor, acercándose al mencionado— Noté que te levantaste demasiado temprano.

— ¿Hice ruido?.

El aguamarina negó, observando a su familiar que no había dicho nada desde que se levantó.

— Para nada, a comparación de Dégel, eres una persona bastante silenciosa.

Ahora miró a Milo, este estaba mirando a su pareja. Se le notaba sorprendido, y había una razón para ello.

Camus no llevaba aquella bufanda con él.

Las marcas estaban expuestas para todos, y a pesar del cuello del uniforme se le seguían notando. Mystoria entendió completamente lo que pasaba, también se sorprendió el día anterior cuando Camus había decidido llevar la bufanda consigo.

Para que el tema no se tocara en ese momento le dijo a los menores que iría subiendo al carro, los esperaría afuera. Mystoria conocía su bocota, así que era mejor no meterse.

El mayor se acercó al omega en cuanto Mystoria salió, le abrazó por la espalda, pues Camus estaba mirando algo dentro de su mochila.

Sintió al menor tensarse, pero al observar que era él se tranquilizó de inmediato, siguiendo con su trabajo.

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