Tardaron alrededor de diez minutos en llegar al lugar dicho por Antares, se estacionaron juntos frente a la cafetería.
Se acomodó el cuello de su uniforme mientras esperaba que el otro bajara de su carro, no podía saber que hacía el alfa y los vidrios polarizados del carro contrario no ayudaban en nada.
Se colocó los lentes observándose en el retrovisor del carro, luego sacó su teléfono junto a una pequeña caja de los bolsos de su mochila para meterlos en los del uniforme.
Se asustó cuando la puerta de su lado fue abierta, Kardia se apoyó en ella para verlo, el mayor estaba sonriente.
— ¿Piensas quedarte ahí?.
El menor lo miró con el rostro sereno negando con la cabeza, salió del carro, dejando que Kardia cerrara la puerta trás él. Aseguró las puertas ante la mirada sonriente del alfa.
— ¿Viene aquí seguido?. —preguntó dándose la vuelta para verlo.
— Aveces, me gusta venir por sus platillos. —dijo con una sonrisa, haciendo ademán para que lo siguiera— ¿Tú has venido?.
— Me contaron del lugar, más no he venido.
— Entonces déjame ser el primero en acompañarte.
Al terminar aquellas palabras Kardia abrió la puerta de la cafetería, esperando que el menor entrara.
Dégel al hacerlo agradeció el acto con un susurro, uno que fue bien escuchado por el mayor.
El aroma del café y té animó a Dégel, el lugar estaba bien decorado y acomodado, no había nada de alguna contaminación visual que lo molestara.
Siguió a Kardia y tomó asiento en el lugar que le ofreció, le sorprendían los actos del mayor ¿Este era la persona que hace poco le llamó mocoso? No entendía al Antares.
Ambos pidieron desayunos de la casa, lo único que cambió en su orden fueron las bebidas. Kardia una malteada de fresa y Dégel un té de lavanda.
Aquello le hizo gracia al alfa, parecía que Dégel tenía alma vieja en cuerpo joven.
Cuando la orden de ambos llegó Dégel se dio cuenta de los intentos de coqueteo de la mesera, que era omega, hacia el alfa. Aunque estos fueron ignorados totalmente por parte del mayor, parecía que no se daba cuenta de ellos.
Miraba en ratos al contrario, cualquiera se podría dar cuenta que era un alfa proveniente de una familia de puros dominantes. Kardia era atractivo a diestra y siniestra.
Sintió un golpe de calor en su cuerpo, algo que lo hizo dejar su taza en la mesa de manera temblorosa, cosa que llamó la atención del mayor.
— ¿Estás bien?.
— Lo estoy, solo...
Tapó su boca con una mano, Kardia notó el rostro del oliva, estaba rojo. Pronto vio cómo el Omega sacó una pequeña caja de su bolsillo, abriéndola y sacando unas pequeñas pastillas que conocía bastante bien.
— ¿Supresores?.
Ganó un asentamiento de Dégel, que tomó dos pastillas para luego guardarlas.
Kardia había olvidado por solo un momento el porqué estaban ahí, el menor le había aceptado la idea de comer solo para que tomara en cuenta sus disculpas.
Si tenía razón, aún le faltaban dos días de celo.
— Le pido una disculpa, olvidé tomarlas estando en el carro.
— Basta de disculpas Dégel, si sigues así te obligaré a cenar conmigo solo para aceptarlas.
Vio cómo el omega desviaba la mirada, aún rojo.
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Omegaverse.
FanfictionOmegaverse, coincidencias, destinos, encuentros... ¿Qué podría pasar?. . × Pequeña historia omegaverse de Milo y Camus, junto Kardia y Dégel. Gracias por leer!.