07.

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El lugar estaba lleno del aroma fuerte de manzana que producía el mayor con alguno que otro roce suave del aroma de vainilla del Omega. No solo eso, también unos suaves gemidos se escuchaban por toda la habitación. 

Teniendo al Omega debajo de él, Milo besaba torpemente su cuello, no podía ocultar lo nervioso que estaba a pesar de que su instinto le decía que devorara al menor. 

Lamió y succionó un poco, se puso aún más nervioso cuando vio la pequeña marca rojiza sobre mismo. Pronto fue olvidada ya que unas manos tibias lo tomaron del rostro y hicieron al alfa voltear a ver al causante, tan pronto como lo hizo unos labios tocaron los suyos. 

Al principio fueron un poco torpes con los besos, causándole gracia a ambos, pero poco a poco empezaron a entender el movimiento. 

Milo se sentía duro, sabía que las llamativas feromonas de Camus al ser muy dulces llamaron a su descontrolado rut, pero no podía dejarse llevar por su instinto, no quería lastimar al menor. Aunque sabía que el aguamarina también estaba en celo, al menos uno de los tenía que estar conciente de lo que estaban haciendo. 

Poco a poco fue desabotonado la pijama de Camus, para luego ponerse entre las piernas del mismo y acariciar su torso desnudo. 

Observaba cada blanca parte de aquel Omega, nunca imaginó a Camus desnudo, pero sabía que si lo hubiera llegado a hacer, nada sería igual a lo que estaba viendo. 

El cuerpo del menor era delgado, por la tez blanca parecía porcelana, el tacto que Milo sentía debajo de sus manos nunca la había sentido con nada más en el mundo. 

Hizo un caminito desde la boca del menor a los pezones del mismo, lamiendo y mordiendo un poco de ellos. 

Los gemidos no se hicieron esperar, Camus se sentía extrañamente bien, pero aún le molestaba un poco la sensación de estar lubricando su entrada, se sentía bastante húmedo. 

— Mi... Milo... —llamó e intentó jalar de los hombros al contrario— Me siento... 

Se quedó en silencio cuando los azules eléctricos del contrario lo miraron atento, esperando sus palabras. 

Camus se sentía avergonzado, desvío la mirada y se mordió el labio, pero pronto un dolor en el vientre lo hizo quejarse. 

— ¿Qué pasa? ¿Te duele algo Camus?. 

Milo se daba una idea de lo que pasaba, sabía que uno de los síntomas del celo eran dolores en el vientre, más no sabía qué hacer para ayudar al menor. 

Acercó su rostro al vientre contrario y dio unos suaves besos en el mismo, haciendo sobre saltar al menor. 

— Milo... No debes porqué hacerlo... 

— Yo quiero hacerlo Camus... —levanta la cabeza para mirarlo— Quiero besar cada parte de ti... 

Pronto subió nuevamente a los labios del menor y fue correspondido. Camus pasó sus brazos alrededor del cuello del alfa, mientras tanto el mismo desabrochó el único botón que tenía en su pantalón de pijama. 

El Omega se tensó un poco por aquello, no dejó que Milo se levantará para verlo ganando una risita del mismo. 

— Tranquilo Camus. —dijo mientras le daba un beso en la mejilla— Te lo quitaré ¿Está bien?. 

Camus asintió para soltarlo, luego cubrió su rostro con su antebrazo. Soltando otra pequeña risita el mayor le retiró la pijama completa, dejándolo solo en ropa interior. 

Se tomaba tiempo para admirar cada detalle del cuerpo menor, podía decir con total seguridad que Camus era la persona más hermosa que conocía. 

El dominante se retiró la camisa dejando ver su cuerpo ejercitado, se acercó al menor para tomarlo de los brazos y quitárselos de encima para que pueda verlo. 

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