El Raimon

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Narra ____

Me coloqué en mi posición pensando cómo evitar que la piedra Alius no se alimentara de mi energía. Piensa ____. Has intentado que no te robe tus fuerzas, pero, ¿y si en lugar de romper este extraño vínculo lo reforzaba? Al fin y al cabo la piedra es un recipiente donde está contenida la fuerza, si se llena por completo tal vez podría quebrarse.

Pero si hago eso, los chicos obtendrían más fuerza y sería imposible ganarles... Tendría que ser en un momento preciso, ya que seguro que me quedaré sin energía cuando lo haga y no puedo poner en riesgo el partido por una mera suposición. Tendré que apostar todo a una jugada clave. Vale, ya tenía el plan, ahora faltaba la ejecución, ¿cómo lo conseguiría?

-¡____! –Oí mi nombre y me giré hacia la voz–, te he llamado varias veces y no respondías.

-Oh, perdona, Shawn. Estaba pensando en algo, –respondí distraída.

-¿Todo bien? Ya sabes a lo que me refiero, –hizo un leve movimiento de cabeza hacia el otro lado del campo.

-Sabes que está siendo difícil, –dije sincera–, pero conseguiremos que vuelvan a ser los de antes. Confía en mí, –estaba decidida a llevar a cabo mi plan.

-Sí, no dejaremos que sigan manipulando a nuestros amigos, –sonreí.

¿Cómo podría transmitirle toda mi energía a la piedra? ¿Tal vez con Zodíaco? ¿O quizás deba esforzarme hasta caer rendida del agotamiento? Ninguna de las opciones me daba la confianza suficiente. No pude seguir pensando, ya que el pitido que indicaba el inicio de la segunda parte sonó.

-Ha comenzado el segundo tiempo y el Raimon intenta hacerse con el control del balón, –empezó a comentar Chester. Íbamos conectando nuestros pases hasta que Nathan se interpuso entre Tori y Bobby.

-¿Qué ocurre? ¿Es que no sois capaces de atacar?

-No te dejaré, –dije delante de él evitando que siguiera–, he dicho que no pasarás. Por mucho que lo intentéis vamos a ganar este partido. Prometiste que no serías como la persona que más daño me hizo, pero veo que era mentira, –hablé decepcionada.

-¡No estorbes! –Gritó y chutó el balón contra mí haciendo que cayera al suelo.

-Tú no eres el Nathan del que me enamoré, –dije en susurros y noté dolor en su mirada.

-¡____! –Exclamaron los chicos. Shawn llegó a mi lado para ayudarme a levantarme y Hurley se enfrentó a él.

-¡Oye tú! ¿¡Qué es lo que has hecho!? ¿Pero qué te pasa? ¿No eras su novio o qué? ¿¡Entonces cómo has podido tirar hacia ____ sin ningún remordimiento!? ¿Tanto te importa esa maldita piedra Alius? –Nathan empujó a Hurley al suelo.

-¡Cállate! ¡¿Qué sabrás tú?!

-No, precisamente sí que sabemos algo, –habló Shawn.

-A mí... A mí me encanta este equipo, –dijo Scotty.

-¡Además nos gusta mucho el juego de Mark y ____ y lo mucho que les gusta el fútbol! Precisamente igual que vosotros, –defendió Tori.

-Si no hubiera sido por ellos, ahora no estaría aquí, –añadió Shawn.

Scotty, Hurley y Tori realizaron su Torre perfecta y pudieron quitarle el balón a Nathan. El equipo empezó a abrirse por el campo y Hurley pudo tirar con el Remate tsunami. El remate fue despejado por Thomas, pero el balón le llegó a Shawn y volvió a chutar con su Aullido de lobo. El tiro entró en la portería antes de que Thomas pudiera reaccionar. En nuestro siguiente ataque le pasé el balón a nuestros dos delanteros que realizaron su tiro combinado, el Fuego helado. Habíamos conseguido empatar.

Corramos juntos | Nathan y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora