Un tripegaso en el campo

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Narra ____
Esta mañana todavía no me sacaba el encuentro de anoche, no sabía quién era esa chica y mira que había estado toda la noche intentando recordarla.

Me encontré con Nathan por el camino y fuimos los dos juntos a la sede del club. Comenzamos a entrenar hasta que el balón salió fuera del campo, donde se encontraba un chico. Mark le pidió el balón y este entró en el campo con él, regateando a varios de los chicos y tirando a puerta. Ese chico era increíble, tenía un gran manejo del balón.

Al parecer el chico jugaba en Estados Unidos e incluso había sido seleccionado para la liga infantil de fútbol estadounidense.

-He oído hablar de eso – interrumpió Jude – que uno de los jugadores con más futuro de la liga infantil de los EEUU era un chico de origen japonés.

Todos estábamos sorprendidos, yo una de las que más. Era fantástico que un chico de nuestra edad hubiera conseguido llegar tan lejos. Empezamos a hablar un poco más con él hasta que llegaron Silvia y Bobby, que habían ido a buscar a un amigo. La mayor sorpresa fue cuando el chico nuevo se abalanzó a Silvia a darle un abrazo.

-¡Ey! ¡¿Pero qué crees que – Bobby dejó de hablar al ver bien al chico.

-Cuanto tiempo ha pasado – dijo tras separarse de mi amiga – soy yo, Eric.

-Eric, ¿eres tú? – Silvia estaba conmocionada al reconocerle.

-Sí, ya estoy aquí Silvia – respondió Eric con una sonrisa.

Nosotros seguimos entrenando y ellos estuvieron hablando un rato hasta que Mark le dijo a Eric de jugar con nosotros. Acto seguido se hizo con el balón y se enfrentó a Jude, era capaz de estar a la par que él. Después hicimos los tiros a puerta, tras estos Bobby, Eric y Mark se empeñaron en realizar el famosos Tripegaso. Estuvieron todo el día, pero no llegaron a lograrlo, aunque conociéndoles no se rendirían tan rápido.

Eric se volvería a EEUU al día siguiente por lo que Mark nos invitó a cenar a todos a su casa para poder hablar más con él. Yo al principio estuve con los chicos, pero decidí bajar para ayudar a su madre.

-Hola Sharon, ¿necesita ayuda? – Pregunté asomándome a la cocina.

-¡Oh, ____! Me harías un favor, gracias – respondió. Ella era como parte de mi familia, la consideraba como mi tía.

Tras lo sucedido con María mis padres se alejaron un poco de mí y ella me ayudaba en lo que necesitaba. Sonó el timbre y salí para ver quién era.

-Ey Silvia, ¿nos ayudas? – Dije sonriendo y ella aceptó.

-Los chicos han ido llegando poco a poco porque querían hablar con Eric y en un momento tenía un lío aquí – dijo con una leve risa – menos mal que ____ ha bajado y me ha ayudado un poco.

-El fútbol hace que se compartan muchos sentimientos – dije con ilusión.

-Sí, tienes razón – respondió esta.

Tras la cena nos quedamos un rato más hablando con Eric, luego nos fuimos cada uno a sus casas. Nathan insistió en acompañarme a pesar de que mi casa estaba cerca. No sabía si contarle lo que me pasó la noche anterior e hizo que durante todo el camino no hablase. Él lo notó, pero no dijo nada hasta que llegamos a la puerta de mi casa.

-Oye, ¿ocurre algo? – Preguntó poniéndose enfrente de mí.

-No... No es nada – dije con una media sonrisa.

-____, no me mientas. Te conozco bastante como para saber que has estado demasiado callada y no eres así cuando estás emocionada por algo – le miré extrañada. – Has estado preguntándole un montón de cosas a Eric y ahora, en vez de seguir emocionada estás como perdida.

Corramos juntos | Nathan y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora