¿Ray Dark?

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Narra María

Cuando volvimos al albergue ya se había hecho de noche y las chicas y yo empezamos a hacer la cena. Antes de terminar de comer entraron el señor Hillman y el entrenador Travis.

-Felicidades por haber ganado vuestro primer partido, pero no os distraigáis y permaneced concentrados, –felicitó el señor Hillman.

-Bien chicos, nuestro siguiente rival es Argentina, –habló el entrenador–. Al contrario que los Knights of Queens que se caracterizaban por su ataque, la mayor baza de los argentinos es su baza inexpugnable. A partir de mañana empezaremos a entrenar para contrarrestarla. O eso me gustaría, pero... –Miró a Cami.

-Mañana tendréis el día libre, –anunció el señor Hillman–. Ha sido una sugerencia de Camelia.

-Es que he pensado que ya que habéis jugado un gran partido, tomaros un día libre os vendría muy bien, –dijo la chica.

-¡Ah, muchas gracias! ¡Qué ganas tenía de hacer un descanso! –Exclamó Hurley.

-Bien pensado, –habló Silvia–, ya actúas como una verdadera gerente.

-Sí, es verdad, –apoyó Celia y yo asentí.

-Es porque las tres me habéis enseñado lo que hay que hacer.

-Vosotras también podréis descansar, –concretó el entrenador y nos alegramos.

Todos terminamos de cenar y subimos a nuestros cuartos. ____ vino a mi habitación para decirme que mañana iría con Nathan, Mark y Xavier, por si quería ir con ellos y accedí encantada. Cuando ____ se fue, antes de cerrar la puerta vi al señor Hillman y fui hacia él.

-Hola entrenador, –saludé.

-Hola María, ¿necesitas algo?

-No, nada, solo quería saber cómo se encontraba y si le estaban sentando bien los medicamentos que le recetó el doctor.

-Todo está bien, no tienes que preocuparte, –dijo calmado.

-Como usted diga, pero si en algún momento se siente mal no dude en avisarme por favor.

-Lo haré María. Es hora de que vuelvas a tu habitación para que mañana disfrutes bien vuestro día libre, –asentí y volví por donde había venido.

Al día siguiente nos levantamos temprano para aprovechar nuestro día de descanso. Fuimos a visitar la isla y nos divertimos mucho. Probamos muchos tipos de comida y compramos ropa y recuerdos. Para nuestros padres elegimos un souvenir para colocarlo en el salón de casa y nosotras nos compramos varias camisetas.

Cuando volvimos al albergue nos reencontramos con el resto del equipo. Por un lado, Thor y Kevin habían estado todo el día al sol en la playa para competir quién aguantaba más y habían acabado quemándose los dos. Por otro lado, Axel había comprado una tortuga de peluche enorme para su hermana.

Todos comentábamos qué habíamos hecho y a dónde habíamos ido cuando Darren entró. A juzgar por su aspecto había dedicado todo el día para entrenar, pero se le veía decaído. Mark lo siguió al primer piso, pero al bajar vino solo. Nos dijo que Darren no cenaría porque estaba demasiado cansado.

A pesar de su negativa de bajar, decidí llevarle unas bolas de arroz para que comiera algo antes de acostarse. Llamé a su puerta y esperé a que abriera.

-Hola, –saludé.

-Hola María, –su tono era de cansancio, pero parecía esconder algo más tras esa sonrisa forzada.

-Te he traído esto, –le puse las dos bolas de arroz delante de los ojos–, después de un día duro de trabajo es mejor comer algo antes de acostarse, –sonreí.

Corramos juntos | Nathan y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora