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A la mañana siguiente salí muy contenta de casa. Fui a recoger a Mark a su casa, pero estaba muy raro. Estaba totalmente deprimido, por lo poco que me dijo era que había soñado que el Zeus nos derrotaba y la Mano celestial se rompía. Intenté animarlo, pero él no me hacía caso. Entramos al Raimon y cerca de la entra nos encontramos a varios de los chicos.

-¿Qué te pasa? ¿Y esa cara? – Preguntó preocupada Silvia.

-Es inútil. Inútil del todo – habló.

-¿Inútil? ¿Qué es inútil? – Volvió a preguntar.

-La Mano celestial no puede detener los lanzamientos del Zeus.

-Esto no es propio de ti – añadió Jude – de hecho, es lo opuesto a lo que siempre dices: que no lo sabremos hasta que no lo intentemos y todo eso.

-¡Pero es que no podemos perder ese partido! ¡Eso de que no sabemos lo que pasará hasta que lo intentemos ya no funciona! ¿¡Es que no lo veis!? – Exclamó Mark desesperado.

-Mark, ¿es que has perdido la confianza en ti mismo después del partido de ayer? – Dijo Axel.

-No, lo que pasa es que estoy preocupado y nervioso. Me pasé toda la noche dándole vueltas al asunto y no dormí nada. Así que ahora estoy cansado – dicho esto se fue decaído hacia la clase. Sabía que lo que más le preocupaba era que lo que hubiera soñado se cumpliera.

-Mark... - susurré.

-Oye, ¿había estado así en alguna ocasión? – Preguntó Eric.

-No, después de tantos años nunca lo había visto así – admití.

-Tranquila, ya verás que pronto volverá a ser el de siempre.

-Eso espero Nathan, no me gusta verlo así.

Durante las clases Mark estuvo totalmente ausente, el profesor le preguntó y este no le escuchaba hasta que no le llamó la atención. Las siguientes clases siguieron igual y al terminar nos fuimos a la sede del club.

Jude, Mark y Axel se quedaron en el club para intentar encontrar alguna solución. En cambio, los demás comenzamos a entrenar. Nathan, Kevin y yo nos encargamos de llevarlo ya que no queríamos preocupar a los demás. Aun así, después de calentar todos fueron a buscar al capitán. Los chicos transmitieron sus ánimos y yo dirigí mi mirada hacia Mark.

-Venga, a entrenar. Aquí estábamos pensando nuevas tácticas, ¿verdad? – Dijo sonriendo mirando a Axel y Jude, estos asintieron. Todos salieron al campo.

-Creo que Mark se ha topado con una pared. Cuanto más sube uno de nivel, mayor es la pared que se encuentra a continuación y para superarla es preciso subir mucho más. Pero alguien que es incapaz de darse por vencido no va a hundirse con tanta facilidad - explicó Jude.

-Y nosotros estaremos allí para apoyarle, igual que hicieron Jack y Tod en el partido – dijo Eric.

-Por supuesto que sí, no va a estar solo – concluí.

En el entrenamiento Mark estuvo muy serio y al terminar me dijo que iría al parque de la torre. Quise ir con él, pero algo me decía que tenía que dejarle solo y nos despedimos. Escuché unos pasos detrás de mí, me giré y vi esos ojos que me encantaban.

-Hola – saludó sonriendo y al estar más cerca me dio un tierno beso.

-Hola – dije con una leve sonrisa.

-¿Cómo estás?

-Preocupada la verdad, es que nunca lo he visto así en todos estos años.

-Recuerda que hablamos de Mark Evans y él nunca se rinde, nos lo ha demostrado muchas veces.

Corramos juntos | Nathan y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora