Nueva fuerza

74 6 7
                                    


Narra _____

Anoche, cuando llegamos a casa, antes de poder cerrar la puerta, nuestros padres corrieron hacia nosotras para darnos un fuerte abrazo. Mamá nos había preparado bolas de arroz y, aunque cenamos en casa de Mark, nos comimos un par de bolas cada una. Nos quedamos hablando hasta altas horas de la noche sobre todo lo que habíamos hecho. María fue quien habló más. En cambio, yo preferí no contarles lo sucedido con Nathan para que no se preocuparan por mí.

Al día siguiente María se levantó antes porque tenía que ir con las chicas a hacer algo relacionado con la equipación. Al bajar a desayunar mi padre se estaba tomando un café.

-Buenos días ____ –saludó al verme bajar las escaleras.

-Buenos días papá, ¿dónde está mamá?

-Tu madre ha ido a comprar, quiere hacerle el plato favorito que le hacía a tu hermana cuando era pequeña –explicó.

-¿Te refieres a la sopa de fideos falsos que hacía la abuela?

-Sí, hacía mucho que tu madre no la preparaba. Pero la vuelta de María a nuestras vidas ha hecho que quiera volver a cocinarla.

-No hemos tenido mucho tiempo de hablar del tema, ya que coincidió con la llegada de la Academia Alius, –dije seria–. Pero, ¿cómo os tomasteis la noticia?

-No te voy a negar que no podía creérmelo cuando la vi en el hospital. Fue un shock muy fuerte para los dos. Muchas imágenes y recuerdos pasaron por mi cabeza en un momento. No sé si fue un instinto de padre o algo, pero la reconocí enseguida. No sabía cómo ni por qué estaba allí. Pero tenía delante a la hija que había perdido hace años –explicó tranquilo.

-Yo al principio no podía creerlo tampoco, pero fue como has dicho. Sentía que todo lo que me decía era verdad y que era ella. No quise contaros nada antes porque no sabía si aquello era cierto. Además, mamá casi cayó en depresión y no quería abrir las heridas por una suposición.

-____, –se acercó a mí–, te agradezco que pensaras en nosotros, pero tampoco debiste guardarte esta situación para ti sola. Siento que no nos hayamos dado cuenta –dijo apenado.

-No te preocupes papá. No estaba sola, –sonreí–. Pude apoyarme en Mark, el equipo y Nathan, –en ese momento recordé todo el apoyo que había recibido de él y me puse triste–.

-¿Qué te pasa cariño? Tus expresiones han cambiado nada más nombrar a ese chico, –mi padre puso una mano en mi rodilla–, ¿todo está bien con él? Antes, cuando hablabas de él, se te iluminaba la cara de ilusión.

-Bueno... Han pasado muchas cosas desde la última vez que nos vimos.

-¿Quieres contarme?

-No quería mencionar nada para que no os preocupéis más de lo que estáis.

-Hija, somos tus padres. Puedes contarnos lo que quieras. No te lo guardes como haces siempre solo por no preocuparnos por ti. Por supuesto que lo vamos a hacer porque eres nuestra hija, tanto tú como tu hermana.

Tenía razón, así que decidí contarle todo lo que había ocurrido y cómo me sentía en ese momento. Nos sentamos en el salón y mi padre me escuchó atentamente. A veces me preguntaba, pero en ningún momento me interrumpió. Solo escuchaba en silencio mientras analizaba todo lo que le contaba.

-Y ahora mismo siento que todos van mejorando, pero yo sigo en el mismo punto que cuando empezamos a enfrentarnos a los extraterrestres. Si pudiera sacar Zodíaco podríamos realizar las formaciones más ofensivas –terminé de hablar.

Corramos juntos | Nathan y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora