Un nuevo objetivo

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Narra ____

Habían pasado ya tres meses desde que la amenaza de la Academia Alius había terminado. Todos se fueron a sus respectivas ciudades y cada uno jugaba al fútbol a su manera. Las despedidas nunca me habían gustado y la primera semana me sentía rara no compartir momentos con los amigos que había hecho durante ese tiempo.

Shawn era con el que más contacto había mantenido por teléfono. Había muchas veces que necesitaba la tranquilidad de Shawn para soportar las bromas de Kevin. Tenía ganas de volver a ver a mi amigo.

En cuanto a Nathan, podría decir que estábamos en nuestro mejor momento. Pude conocer a sus padres formalmente, aunque a su madre ya la había conocido cuando no sabía nada de Nathan. Salíamos a pasear y nos divertíamos mucho en nuestras citas. El dolor que sufrí hace meses ya se había curado gracias a su amor y compañía. Me consentía con numerosos detalles, ya que sabía que en el fondo aún se sentía culpable por lo ocurrido a pesar de haberle dicho que le perdonaba.

-¡Chicos, vamos a hacer un descanso! –Avisó Silvia desde el banquillo.

-Toma, –me ofreció una botella de agua María.

-Gracias, –acepté.

-Los entrenamientos de esta semana están siendo más intensos de lo normal, –hablé al beber.

-Sí, pero todo tiene su explicación, –sonrió.

-¿Sabes algo? –Quise averiguar.

-Tal vez, –se encogió de hombros.

-Eres mala, –le lancé la botella.

-¿La conoces? –Oí a Celia y me giré para ver de qué hablaban.

Me fijé que había una chica observando el entrenamiento detrás del tronco de uno de los árboles que rodeaban el campo. Todos la miramos y se puso un poco nerviosa. Tenía la sensación de haberla visto antes, pero no estaba segura hasta que Mark se acercó a ella.

-Hola, ¿eres tú Cami Cami? –Preguntó y en ese instante me acordé cuando dijo su nombre–, ¿no es verdad? ¿A que tengo razón? Soy yo, Mark Evans.

-Perdona, ¿quién dices? –Dijo confusa.

-¡Venga, no disimules! Que soy yo, Mark. El futbolista, –insistió–. ¿Te acuerdas ya de mí?

-No, lo siento. No sé de qué me estás hablando. Me has confundido con otra persona –respondió–. Solo os estaba mirando porque me gusta muchísimo el fútbol.

-¿Y de mí? –Dije acercándome a ellos–, soy ____, ¿te acuerdas de mí? –La chica me miró, pero negó con la cabeza.

-Camelia, –interrumpió un hombre que apareció.

-Papá, –dijo la chica al escucharlo. El hombre puso su mirada en Mark y en mí como si nos estuviera analizando. Luego miró al equipo y le dijo que se marchaban ya.

-¿La conocéis? –Preguntó Silvia.

-La verdad es que creía que sí, –habló Mark pensativo.

-Se parece mucho a una niña con la que jugábamos en primaria, –expliqué.

-Bueno chicos, –llamó la atención mi hermana–, hay que seguir entrenando.

Terminamos el entrenamiento agotados. No sabía qué era lo que tenía María en la cabeza, pero hacía tiempo que no entrenábamos tanto. Me fui antes a casa junto con Nathan, ya que mi hermana tenía que ir a un sitio antes. Durante el camino, ambos recibimos un mensaje del entrenador Hillman, quería que nos reuniéramos en el pabellón del Raimon porque tenía una noticia que darnos.

Corramos juntos | Nathan y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora