Una nueva brisa

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Narra ____

-Esperad un momento. Todavía no tenemos ninguna prueba de que se trate de Axel Blaze – advirtió la entrenadora –. Iré por delante para intentar averiguar más sobre el delantero de fuego. Vosotros coged el ferry que sale a las 14 hacia las Islas Agato.

La entrenadora se marchó y nosotros nos quedamos especulando si el delantero de fuego era o no Axel. Todos confiábamos en que sí, pero, en caso de no serlo, no podíamos rechazar al chico solo por no ser Axel.

Nos dirigimos al puerto de Luckyhill donde teníamos que coger un barco a una de las islas del sur y, después, coger el ferry hacia las Islas Agato. Cuando llegamos al puerto sentí un leve pinchazo en el corazón al recordar ese lugar.

Justo donde estábamos esperando para embarcar había sido el sitio donde vi por última vez a Nathan. ¿Estaría bien? ¿Qué estaría haciendo? ¿Se acordaría de mí? ¿Se arrepentía en algún momento de haber dejado el equipo? Le había escrito varios mensajes, pero no había obtenido ninguna respuesta.

-Oye ____ – gritó mi hermana – el barco va zarpar en menos de 5 minutos, no te quedes ahí quieta y sube rápido.

-Sí, ya voy – subí la rampa de metal agarrando la barandilla ya que esta se movía un poco.

-¿Qué te pasa hermana? ¿Estás bien? – preguntó preocupada.

-Sí, no es nada. Es solo que... – miré desde arriba hacia un punto exacto que había marcado mi estancia en Luckyhill.

-Joder – maldijo en voz baja al darse cuenta – ¿qué te parece si vamos a la proa para ver las vistas con los demás? – sugirió.

-Está bien – dije siguiéndola. Tenía que dejar ese momento en el pasado. Ya había ocurrido y no podía hacer nada al respecto.

El trayecto no era muy largo, así que nos acomodamos en los asientos que había en la parte superior de la proa. Seguimos hablando sobre la posibilidad de que fuera Axel la persona que buscábamos. Dentro de mí sentía una corazonada de que era él.

En ese momento me vinieron los recuerdos de la última vez que nos vimos. Lo único que sabía era que la marcha de Axel tuvo que ver con Julia y la Academia Alius, ¿habría podido solucionarlo? Además, no se había puesto en contacto con ninguno de nosotros en ningún momento desde que se fue.

-Chicos, mirad. Estamos llegando – dije señalando hacia el frente tras divisar una isla. 

Vi a Jack y a Shawn muertos de calor sentados mientras Willy miraba los corales asomado a la barandilla. De repente Willy se cayó por la borda al intentar mirar más de cerca los corales, todos nos asomamos y se estaba ahogando. Mark iba a saltar cuando lo detuve al ver que un chico nadaba hacia él y lo llevaba a la orilla.

Cuando llegamos al puerto bajamos rápidamente y le dimos una toalla a Willy para que no se enfermara. Mark le reprendió por no haber tenido cuidado.

-Muchas gracias, ahora Willy se encuentra en deuda contigo – le dijo al chico que había salvado a nuestro amigo.

-Qué va, a mí con que me dé las gracias me basta – respondió amable el chico.

-Si, mejor, mejor, pero que os quede claro que yo sé nadar – habló Willy.

-Estúpido – exclamó el chico – no subestimes jamás al océano. El océano es donde nace la vida, pero también es donde se puede acabar si no estás atento. Pero en fin, lo importante es que estás sano y salvo – se dio la vuelta y se marchó.

El ferry que teníamos que coger acababa de salir, así que fuimos a preguntar cuándo salía el siguiente.

-¡¿Que el siguiente barco sale mañana?! – exclamó Tori al enterarse.

Corramos juntos | Nathan y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora