Una posible amenaza

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Narra María

Idiota. Idiota. Idiota. Idiota. Eso es lo que eres María. ¿Cómo me podía gustar una persona como él? Las palabras de Caleb me habían hecho más daño de lo que quería aparentar. Si no quería tenerme cerca podría haberlo dicho de una manera más sutil.

Me senté colocando mi espalda pegada a la puerta y escondí mi cara entre mis piernas. Tenía ganas de llorar, pero no derramaría ninguna lágrima por él. Respiré hondo repetidamente para calmarme.

-Tranquila, –me dije a mí misma.

Aún no entendía el brusco cambio de actitud que había tenido en menos de un día. Era todo muy raro. Si me detestaba tanto, ¿por qué se había quedado conmigo esa noche? Miré el peluche que conseguimos con los tickets que estaba encima de mi cama y lo cogí.

-Pensaba que la tarde de ayer me había acercado un poco más él... –abracé el muñeco.

¿Tan insoportable era como para que no estuviera conmigo aunque le pagaran? ¿O será porque siempre lo enfrento? ¿Acaso no era lo suficientemente atractiva para él? ¿No soy de su tipo?

Múltiples preguntas empezaron a invadir mi cabeza y aunque quisiera ignorarlas no podía. Me había enamorado del chico más frío y con menos empatía que existía.

-Tienes un gran gusto María, –dije irónica.

Tenía que mantener una relación formal con él y que no perjudicara al rendimiento del equipo. No podía hacer más, ya que tampoco iba forzar las cosas. Lo mejor será mantener las distancias, al menos por el momento.

Narra ____

Al día siguiente noté que mi hermana estaba un poco decaída y le pregunté a Celia si se encontraba mal, pero me dijo que ya estaba prácticamente recuperada. Quise hablar con ella, pero tenía la sensación de que debía dejarla sola.

Esa mañana el entrenador nos dijo que tendríamos un partido de entrenamiento contra Los Rojos, la selección española.

-Me han dicho que es un gran equipo que está jugando en el otro grupo de la liguilla, –dijo Willy.

-Tan solo los dos primeros equipos se clasificarán, –empezó a explicar el entrenador–. A nosotros nos queda un partido, pero nuestro adversario es Italia, que ya ocupa el primer puesto. Si los equipos que vienen detrás consiguen ganar sus partidos nos obligarán a ganar si queremos pasar a la siguiente fase. Pues Los Rojos se encuentran en la misma posición, si no ganan el siguiente partido pueden quedarse fuera de la fase final del campeonato. Así que los entrenadores hemos decidido jugar un partido de entrenamiento entre nosotros.

Jude, David y Caleb abrieron el marcador con el Pingüino emperador Nº3. A pesar del poco tiempo, tenían bastante bien controlada la supertécnica. Los Rojos eran un equipo ofensivo que se centraba en su capitán, que consiguió anotar el empate con su supertécnica.

En la siguiente jugada, los tres chicos volvieron a adoptar la alineación para repetir el tiro anterior. Sin embargo, Jude parecía tener mucha prisa y se adelantó solo hacia la portería. El chut de nuestro estratega fue detenido por el portero español.

-¿A qué viene tanta prisa Jude? –Exigió Caleb–, oye, ¿me estás escuchando?

Jude ignoró a Caleb. Supuse que su actitud se debía a que volvería a encontrarse con Ray Dark en el próximo partido. El encuentro con la selección española terminó en empate.

-¿Estás bien? Te he notado un poco distraída en el partido.

-Aún me sorprende la facilidad que tienes de ver cuando me ocurre algo Nathan.

Corramos juntos | Nathan y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora