Orfeo

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Narra Caleb

Dichoso Nathan. ¿No podía dejarme en paz y meterse en sus asuntos? Pero sus palabras se habían quedado en mi cabeza dando vueltas. «____ estaba muy preocupada al ver a su hermana hecha polvo y llorando». «¿No has visto que María parece casi un zombie?»

¿De verdad estaba tan mal? ¿Por qué le afectaría tanto lo que yo le dijera? ¿Su confesión en el hospital sería de verdad? La expresión que hizo María apareció en mi mente. Mierda.

Eres el mayor idiota que existe, ¿cómo se te ocurre soltarle eso a bocajarro cuando no era verdad? Es posible que ese tonto de Nathan tuviera un poco de razón.

-¿Qué ha sido eso Caleb?

-No vengas a molestar tú también Jude.

-Es la primera vez que veo a Nathan comportarse de ese modo desde que lo conozco y tú eres capaz de hacerle perder los papeles a cualquiera.

-Tú tienes tus problemas y yo los míos. Eso es todo.

-No te metas en líos.

-Lo que tú digas Jude, –hice un gesto para que pasara delante de mí.

Me quedé inmóvil en el rellano de la escalera debatiendo conmigo mismo si subir y hablar con María. Sin embargo, las voces de ____ y Nathan subiendo hicieron que me achantara. Ella me miró mal, le dio un beso a su novio y desapareció por las escaleras. Nathan se quedó mirándome.

-¿Tienes algo más que decir?

-¿Yo? Yo ya te he dicho todo, eres tú quien no ha dicho nada, –al quedarme en silencio Natha empezó a dirigirse a su habitación–. Tal vez tengas un poco de razón.

-Entra, –abrió su puerta–, ¿o prefieres hablarlo en el pasillo para que entere todo el mundo? Yo no tengo problema.

-Tsk, está bien.

Entré y me apoyé en la mesa con los brazos cruzados. Él se colocó a mi lado.

-Así que tengo razón, –habló.

-Esto es una tontería, –hice el amago de irme.

-¿Qué piensas hacer? ¿Vas a seguir huyendo como ahora? –Me detuve–. ¿Por qué no enfrentas lo que sientes por ella? Esa actitud tuya de chico malo con orgullo está haciendo que se aleje de ti. ¿Por qué le tuviste que decir eso?

-¡No sé por qué lo hice! ¿¡Contento!? –Exclamé, pero él seguía con un semblante tranquilo.

-Relájate. No te estoy acusando de nada.

-Qué pérdida de tiempo.

-Ese es el problema.

-¿Cuál? –Espeté.

-Tu temperamento. Pierdes los nervios y el control cuando te alteras. Los dos tenéis un carácter que choca, es inevitable, pero María sí es capaz de reconocer sus errores y dejar el orgullo a un lado cuando es necesario. Eso es lo que deberías hacer tú ahora y cuanto antes mejor. Porque como ella decida ignorarte como lo ha hecho estos días, lo hará hasta que volvamos a Japón. Te lo recomiendo porque María es igual que ____ en ese aspecto a la hora de tomar decisiones.

¿De verdad sería capaz de hacerlo? Por supuesto que sí. Que llegara hasta el final con sus decisiones era una de las cosas que me gustaban de ella.

-Veo indecisión y miedo en tus ojos Caleb.

-¿De qué estás hablando Nathan? ¿Miedo de qué? –Me jacté.

-Quizá de no ser suficiente. Son tus miedos, no los míos, yo puedo suponer todo lo que quiera.

Corramos juntos | Nathan y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora