Un nuevo reto

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Narra ____

Me desperté con un poco de dolor en la cabeza. Tuve que parpadear un par de veces antes de darme cuenta de que me encontraba en una habitación de paredes blancas, estaba en el hospital, miré a mi alrededor y allí se encontraban mi hermana y mi novio. ¿Qué hacía allí? ¿Qué pasó después del partido? ¿Y los demás? Si yo estaba aquí, ¿es posible que el resto también? Me levanté de la camilla, pero sentí un leve dolor en el tobillo. Miré hacia abajo y lo tenía vendado.

-Al menos puedo andar – suspiré.

-¿____? – Esa voz - ¿qué haces levantada? Deberías descansar – dijo levantándose del sillón y haciendo que me sentase en la camilla.

-Estoy bien Nathan, no te preocupes. ¿Cómo te encuentras tú?

-Nada grave – le miro fijamente – te lo prometo.

-Está bien, ¿habéis pasado toda la noche aquí? – Asintió.

-Por cierto, tus padres saben que estás aquí y antes de que te alarmes ya les conté todo. Bueno, todo no – dijo haciendo un gesto hacia María – no era quién para decirles eso, les dije que ya les explicarías todo cuando despertases.

-Está bien – suspiré – no me esperaba esta presentación así.

-Tranquila, todo saldrá bien – acto seguido me abrazó con cuidado.

-¿Soy la única aquí? – Él negó – llévame a sus habitaciones, quiero ver cómo se encuentran el resto.

-De acuerdo, están aquí al lado. Apóyate en mí.

-Hola chicos – dije con una tímida sonrisa al entrar en la habitación. Estaban mal, sus lesiones no eran leves como la mía. Mi expresión debió preocuparles ya que empezaron a animarme.

-____, esto no es nada. Tranquila – dijo Steve quien llevaba un cabestrillo en el brazo izquierdo – los médicos dicen que no son lesiones graves – Jim y Sam asintieron.

-Es verdad – añadió Max.

-Si nos lesionamos solo fue porque no estábamos lo bastante preparados. Tenemos que volver a los entrenamientos – dijo Timmy con intención de levantarse, pero Nathan se lo impidió.

-No hagas locuras Timmy, por favor – dije preocupada.

-Pero es que... me siento avergonzado – continuó diciendo.

-Si hubiéramos sido un poco más fuertes, pensar que nos derrotaron con tanta facilidad – añadió Steve.

-Calma chicos, entiendo perfectamente cómo os sentís – hice un pequeño gesto para que viesen la venda que tenía en el tobillo – ahora lo que tenéis que hacer es poneros bien. Y tened por seguro que tomaré la revancha por todos vosotros – apreté el agarre que tenía sobre Nathan sin que se diesen cuenta, pero este sí lo hizo.

Volvimos a mi habitación y me encontré a mis padres y a María. Había llegado el momento, miré a Nathan y este solo asintió. Me dio un beso y cerró la puerta tras salir.

-Mamá, papá – dije al ponerme al lado de mi hermana – os dije que tenía una sorpresa – apreté su mano para indicarle que era el momento de reunirnos todos.

-Soy yo, soy María – dijo con miedo.

Mis padres no se lo creían por sus caras de asombro y confusión. Mi madre fue la primera en reaccionar y se acercó a ella, la miró fijamente a los ojos y al momento la abrazó con lágrimas en los ojos.

-Creíamos que te habíamos perdido, pero, ¿cómo? – decía ella, se separó y miró a mi padre quien se acercó también.

-¿De verdad eres nuestra pequeña? – Dijo aún sin creerse que su hija había vuelto y se encontraba enfrente de ellos en ese momento.

Corramos juntos | Nathan y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora