Brooklyn Baby. [Nikki Sixx]

▪︎ 7

Al bajar la colina veo el Mercedes de Troy estacionado a la orilla de la carretera, veo como Lindsay hace el intento de encender el auto pero falla en su intento. Me río de ella internamente, ¿A quien se le a regresado el karma, perra?
Camino pasando el carro y dejando que esa niña malcriada sufra pero me detengo en seco al escuchar su chillante voz.

- ¡Nikki! - grita.

- ¿Qué? - Giro hacia con ella con mis manos en los bolsillos de mi chaqueta.

- ¿Sabes de autos? - pregunta preocupada.

- Si. - respondo y veo un poco de alivio en su rostro.

- Necesito ayuda... no quiere prender y se me hace extraño porque hace rato estaba bien. - Dice casi suplicando y yo me acerco a ella.

- Qué esto quede claro, lo hago porque es el Mercedes de Troy y el es un buen amigo. - me acerco al lado de ella. Abro el cofre para asegurarme que todo este bien en el motor y así es, no hay nada fuera de lo normal, entro al carro y veo que no tiene gasolina. La miro serio. - ¿No se te ocurrió revisar si aún tiene gasolina?

- ¿Qué? - pregunta sin saber de qué hablo y se agacha para meter la mitad de su cuerpo al carro y ver si el auto trae gasolina. Mierda... esta demasiado cerca ya que estoy sentando en el asiento del piloto y su cabello roza mi nariz. Huele tan bien.

- Si vas a conducir un auto, deberías de revisar si trae gasolina antes de usarlo. - digo mientras me hago hacia un lado ya que su cercanía me incomoda un poco y eso es raro.

- Según yo si lo había revisado. - saca la mitad de su cuerpo del auto y se recarga en el mismo. - ¿Ahora que voy hacer? No puedo dejar el auto de Troy aquí, en medio de la nada. - cruza sus brazos y salgo del auto, cerrando la puerta detrás de mi.

- Pues deberías de ir por gasolina si no quieres que se quede aquí. - digo.

- Apenas y supe como llegar aquí. - me mira. - ¿Podrías decirme donde hay una gasolinera por aquí? - pregunta.

- No está tan lejos, esta como a 4 kilómetros para abajo. - digo.

- Es mucho y es de noche...

- Suerte con los asaltantes. - doy la vuelta para marcharme.

- ¡Nikki! - vuelve a llamarme, doy la vuelta para mirarla. - ¿Podrías acompañarme por la gasolina? - me pregunta y sus ojos se vuelven como los de un perrito que quiere comida.

- ¿Enserió? Hace unos minutos allá arriba me estabas diciendo de cosas y nada agradables.

- ¿Dejarías que una chica como yo fuese sola hasta allá? - apunta las calles de abajo.

- Si. - respondo sin pensarlo.

- Eres un.... eres malo. - cruza sus brazos.

- No hay diferencia entre el crimen en los ángeles como en Nueva York, niña. - digo. - Solo has de cuenta que jamás me viste aquí y ya.
¿Qué hubiese echo si yo no hubiera aparecido aquí? Pues has de cuenta que jamás me pare aquí. - vuelvo a dar la vuelta.

- Nikki, no conozco aquí y me da miedo. - soltó de repente, giro para verla de nuevo y esbozo una sonrisa.

- ¿Miedo? - pregunto sonriendo.

- Eres un idiota.
Mejor vete, yo me quedare en el auto hasta que amanezca, así no me dará tanto miedo ir hasta allá abajo. - Dice molesta y desviando su mirada para no verme.

- Me da igual si te quedas en el auto o no. - me mira.

- No tienes humanidad. - patea una piedra hasta mis pies, miro la piedra y luego a ella.