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Caminamos desesperados sin dejar de besarnos a una habitación del hotel, para ser precisa a la habitación que estaba en ese pasillo, no se quien mierda se quedara esta noche en esa habitación pero por suerte esta abierta.
Cierra con seguro dicha puerta sin dejar de besarme mientras que con su otra mano intenta desabrochar mi vestido y cuando lo logra lo levanta sobre mis brazos para arrojarlo en algún lugar de la habitación. Mis manos buscan desesperada el borde su playera para quitarla de su cuerpo, lo logró y ahora voy por su pantalón de piel ajustado donde torpemente con mis dedos intento desabrochar sin dejar de besarlo.

Se quita sus zapatos sin necesidad de agacharse al igual que yo, logro quitar su ajustado pantalón y este cae al piso con su ayuda. Me tumba sobre la cama y me mira con deseo, con mucho deseo y creo que yo lo estoy viendo de la misma manera.
Me ve atento mientras se arrodilla entre mis piernas y con sus suaves y expertas manos comienza con leves caricias sobre mis muslos. Los acaricia desde la rodilla hasta la cadera y vuelve a repetir el mismo proceso hasta dejar sus manos sobre ambos costados de mi cadera. Mete sus dedos sobre mi pantaleta para jugar con el elástico de ellas.

No deseo que me diga algo, lo único que deseo es que me bese y me llene de caricias todo mi cuerpo. Si esta es la única forma de tenerlo cerca de mi no me importa ser su amante, no me importa que solo me quiera para sexo.
Desliza mi pantaleta de una manera algo lenta, supongo que me esta torturando por lo de hace rato que le había dicho que ya no quería sexo con el.
Me quita mi pantaleta y yo me quito el sostén, el me mira y sonríe de lado.
Sus manos suben hasta mis pechos donde los estruja y pellizca un poco mi pezon.

- Ni-Nikki. - jadeo y logro ver su sonrisa.

- Eres una maldita perra, Lindsay. - dice y yo lo miro sin saber a lo que se refiere.

- ¿Por-porque soy una perra? - pregunto con dificultad ya que su boca a atrapado uno de mis pezones.

No me responde, sigue torturando mis senos a su antojo mientras yo siento que me muero de placer y anseo tenerlo ya dentro de mi.
Su negro cabello produce algo de cosquilleo sobre mi cuello, además hoy huele bastante bien y no es que no huela bien aveces pero... debí de admitir que Nikki es un chico que prefiere la droga que la higiene. Aunque no se porque es ni me afecta, supongo que es por realmente es hermoso y además las veces que he tenido sexo con el, siempre ha estado limpio.

Pone su grande mano sobre mi cuello presionando un poco sobre el y yo me quedo sin aliento literalmente.

- Sabes... - comienza con leves caricias sobre mi clitoris y yo comienzo a delirar del placer. - Te voy hacer implorar para que te folle.

- ¿Qué? - lo miro sin entender.

- Quiero que pidas, que me ruegue para follarte. - mete dos de sus dedos hasta el fondo y doy un pequeño grito de placer ya que eso se ha sentido bastante bien. - Estoy seguro que ese tal Michael jamás te va hacer sentir como yo. - comienza a mover sus dedos de una manera bastante brutal pero placentera. - Jamás. - me ve tan fríamente que su mirada se convierte en el puto paraíso.

Siento sus dedos meterse hasta el fondo mientras se mueven para darme más placer y así tocar mi punto G. Nikki esta aprendiendo a conocer cada parte de mi cuerpo, esta conociendo cada rincón donde amo ser tocada y yo apenas lo estoy descubriendo por el y me gusta esto.

Siento un calor insoportable anunciando que estoy apunto de llegar al orgasmo y también siento como mis paredes vaginales presionan los dedos de Nikki pero el se aferra a mantenerlos dentro de mi.
Lo miro para después cerrar mis ojos y llegar al clímax, Nikki recibe todo de mi.
Abro mis ojos para verlo y me doy cuenta que se ha quitado su bóxer y entra tan rápido que ambos jadeamos del placer.

Brooklyn Baby. [Nikki Sixx]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora