Capítulo 65;

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Narra Justin:

Aparque delante de la casa de ____ y apague el motor haciendo que el ruido cesara. Me bajo de la moto y me apoyo en ella antes de mandarle un mensaje a ____ para decirle que ya estoy aquí. Suspiro y me masajeo el puente de la nariz. Ayer fue un día muy largo y la verdad es que me duele un poco la cabeza, pero no quiero molestar a nadie con mis tonterías. Además no quiero preocupar a ____.

Por cierto, ya sé porque el salvaje ese me atacó de aquel modo, el muy cabrón se había enterado de que estábamos saliendo y se puso celoso. ¿De qué? No lo sé. Si al final y al cabo quien la dejo escapar fue él. Eso me da a pensar que es un maldito controlador que se cree el ombligo del mundo. Pero lo advertiré la próxima vez que lo vea cerca mía o de ____, le diré que o nos deja en paz o le corto las pelotas. Él sabrá que es lo mejor para su futuro.

Entonces la puerta se abre, mi tren de pensamientos cesa y una sonrisa se dibuja en mis labios. ____ lleva un vestido blanco con unas sandalias marrones, su pelo cae como una cascada por sus hombros e irradia felicidad. ¡Veis, ya se me ha quitado hasta el dolor de cabeza!

Corre hacia mí y yo, por instinto, abro los brazos para que se adentre en mi pecho. Cuando llega hasta mí da un pequeño saltito y enreda sus manos en mi cuello y sus piernas en mi cintura, después de soltar una pequeña y adorable risa. ¡Lo qué me hace está chica!

Le beso su hombro desnudo y a ella le entra un escalofrío. Me mira a los ojos y pone sus pequeñas manos a cada lado de mi cara. Sus ojos brillan como nunca y su sonrisa es tan bonita que me la podría comer a besos en este mismo instante.

-Hola -susurra con una voz cantarina.

-¡Bendito sea el dios que te haya puesto así de feliz hoy! -le pincho y ella tiene que esconder su sonrisa para poner su fachada de chica dura.

De pronto pega sus labios a los míos y ambos los movemos al compás del otro. La agarro mejor por la cintura para sostenerla lo más cerca de mi posible y cuando se separa sus mejillas están ruborizadas.

-Pero no te pongas colorada -ella me da una pequeña bofetada en la cara, de broma. Y se baja. Gruño y gimo añorando su piel contra la mía.

-¿Vamos a la playa? Hoy me he puesto muy veraniega, así que, vamos a la playa. -Me río y le doy un beso en la frente.

-¿Entonces para que preguntas a donde vamos a ir? -ella frunce el ceño y luego se encoge de brazos.

Me vuelvo a reír y la agarro de las caderas. No sé qué pasa hoy, pero parece como si todo volviera a coger color, como si hubiera salido el arcoíris y hubiera acabado la tormenta.

-¿Delante o detrás? -Pregunta ella con un eje de confusión mientras apunta a la moto con su dedo.

Al instante en el que carcajeo como un niño pequeño se da cuenta del doble sentido que tenía esa frase y se pone el triple de colorada de lo que estaba antes. Me mira con cara de pocos amigos pero se le escapa una risa en su intento fallido.

-Cómo tú quieras, cariño -me agarro el estomago porque no puedo parar de reír y de ver su cara avergonzada.

-Me refería a la moto -se le escapa una risa y juguetea inquieta con sus dedos.

Cuando paro de reír, paso por su lado y me monto en la moto ágilmente. Ella pone su típico ceño fruncido.

-Hoy detrás, puede ser peligroso a luz del día, hay policías ¿Sabes? -le guiño el ojo y puedo notar como en su mirada cruza algo de tristeza.

Será cuestión de tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora