Capítulo 27;

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Narra ___;

 

Alguien estaba taladrando mi cabeza justo es este jodido momento. No literalmente pero era casi real. Abrí un ojo lentamente y luego el otro. ¿Qué mierda era ese ruido? Mire hacía la puerta y aún estaba cerrada. Entonces la realidad y el sonido tarareando de nuevo hicieron que me diera cuenta de que la fuente del sonido era mi móvil. Resoplé unas cuentas de veces antes de cogerlo sin antes mirar quien era.

 

-¿Sí? -dije aún adormilada.

-No me digas que estabas durmiendo ¡Serás floja!

-¿Justin?

-Yo pensando en ti y tu mientras durmiendo, eso no vale tramposa.

-¿Quién te obliga a pensar en mi?

-Mi corazón

-Eres un moñas, que lo sepas.

-Eres la tía más rara del mundo, seguro que cualquier otra me hubiera llamado romántico en vez de moñas.

-Ya sabes que no soy como las otras.

-Pero podrías ser un poco más simpática.

-¿Qué querías Justin?

-Te has dejado la mochila en mi casa.

-Ven mañana, me la traes y vamos juntos para clases.

-Me parece una idea estupenda

-Pues perfecto, mañana nos vemos

-¿Eso es un adiós? -sonreí

-Justin cuando te lo propones eres un pesado nato...

-Y tú cuando te lo propones puedes ser un poquito más simpática.

-Adiós Justin -dije con una voz que me hizo gracia.

-¡No! ¡Por favooooo...-le corté.

 

Reí, que digo, carcajee. Era un payaso. Y un idiota. ¡Ah! Y un imbécil por despertarme así. Pero ese payaso, ese idiota y ese imbécil me sacaba una sonrisa a cada minuto y medio. Esta no era yo. Que quede claro. Que quede muy claro. Odio estar así. Con una sonrisa tonta en la cara y con mariposas en el estomago. No soy de esas. Odio estas sensaciones. Pero a la vez me encantan.  Pero entonces se me viene Matt a la cabeza y el corazón me pincha en el pecho. Yo era así. Como cualquier chica corriente pero sin darme cuenta me metí en una tormenta. Una tormenta de sentimientos. Una tormenta llamada Matt Walls. Todo tiene un principio, pero todo tiene final. Y una vez que pase la tormenta, quizás no recuerdes como lograste salir de ella. Ni siquiera estarás seguro si la tormenta ha terminado realmente. Pero una cosa es segura. Cuando sales de una tormenta de ese tipo, una tormenta de sentimientos. No serás la misma persona que entro en ella. De eso se trata la tormenta. Y otra vez el sonido. Otra sonrisa más que apunto en el tablero de Justin.

 

-¿Que quieres pesado?

-Me has cortado ¿vale?

-¿Por qué será...?

-Cortar cuando una persona está hablando es de mala educación jovencita.

-Vale papá -pinchazo en el corazón.

-Ya he pensado tu mote

-¿Mi mote?

-Síp, el mote que tienen todos los enamorados con sus parejas. Yo ya tengo el tuyo

-¿Y quién te ha dicho que estamos enamorados?

-Mi corazón -desde el otro lado pude escuchar la risa ronca de él.

-Eso ya lo has dicho -carcajee.

-Es que no se me ocurre otra cosa.

-Idiota...

-Guapa

-Imbécil

-Preciosa

-Pesado

-Muñeca

-¿Muñeca?

-¿Te gusta? Ese es mi mote, ahora te toca a ti.

-Yo no estoy enamorada de ti Justin

-Tus labios dicen todo lo contrario muñeca

-oh cierra la boca o te colgaré de nuevo.

-Como quieras, yo quería acabar bien esta conversación. Lo típico; te quiero, no yo más, no yo más cariño, no yo más tont...-y le colgué carcajeando.

 

¡Pum! Otra sonrisa idiota en mi cara. O sea resumiendo estoy jodida pero alegre. Quizá más lo primero que lo segundo y viceversa. Pero es que me saca de mis esquemas. Me hace mirar más allá de los apuntes que llevo sobre la vida. Con esas pequeñas particularidades que le hacen único y especial. Pequeñas particularidades que te cambian la vida. Y de nuevo el sonido me embriaga los oídos.

 

-Realmente eres muy muy pesado Justin

-Me has cortado ya dos veces

-Y no dudare en hacerlo una tercera

-Quería decirte otra cosa

-¿Otra?

-No podía esperar

-Pues dímela ya joder

-Que te quiero

 

La línea quedo en blanco. El sonido de la llamada finalizada se hizo cargo de todo lo que me rodeaba. Esta vez no colgué yo, fue el. Me dejo atontada. “Que te quiero” Esas simples palabras me herían por dentro. Y estoy feliz, como una perdiz. Pero tengo miedo de malinterpretarte Justin. Miedo de confundir tus palabras. Pensar que tu presencia es amor. Creer que tus pensamientos hacía mí es sólo tú siendo prudente. Temo que entre tantas bromas no pueda diferenciar la verdad e ilusionarme con una sonrisa. Temo que todo lo que me digas a mi ya se lo hayas dicho a otra. Temo que me confundas con una persona que no soy. No dejes que te mal interprete Justin. Porque tengo miedo. Tengo miedo a enamorarme.

Será cuestión de tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora