Narra ____:
Parecía que volaba mientras estaba en la moto. Mi cuerpo estaba todo en alerta porque sentía que en cualquier momento me caería. Tenía los ojos cerrados y mi agarre en Justin se intensifico. Aunque tuviera los ojos cerrados sabía que nos dirigíamos a la playa en la que estuvimos el otro día. Alejada de todo el mundo. Mi corazón palpitaba fuerte en mi pecho y mi boca buscaba algo de saliva que no tenía. Tenía la boca totalmente seca, la mandíbula me dolía de apretar tanto los dientes. Y de un momento a otro Justin coge una curva. Fuerte y rápido. Y el corazón me sube a la garganta notando como las ruedas resvalavan en la carretera a punto de ceder. Grite y con una mano golpee el hombro de Justin.
-¡Para Justin!
Pero él no paraba, estaba sordo por lo sucedido. Notaba como algo pinchaba en mis ojos y como el miedo de matarnos se hacía cargo de mi cuerpo. Grite de nuevo.
-¡Para de una puta vez joder!
Le pegue de nuevo en el hombro pero esta vez con más ganas que antes y el pareció notarlo. Volvió a la realidad, bajando su cabeza y los pies al suelo. Devolviendo su sentido común a su cuerpo. Empezó a frenar poco a poco. Y me maree por el cambio de velocidad.
Cuando la moto estuvo lo bastante quieta salte de ella tomando pequeñas bocanas de aire. Bocanadas que eran esenciales en mis pulmones. Mis piernas eran gelatina y de mis ojos rodó una pequeña lágrima que pude quitar rápidamente de mi mejilla.
-¿Eres gilipollas? -Le grite a Justin- ¡Estás loco! -Volví a gritarle pero sus ojos estaban concentrados en la nada del vacío del mundo. Un pinchazo de tristeza me sofocó el pecho.-Podríamos habernos matado
Dije esta vez más tranquila, con la voz más relajada y dando pequeños pasos hacía Justin.
-No me importaría morir en estos momentos
-¿Justin? ¿Cómo puedes dec...-pero entonces pasó por mi mente todas esas noches en la que me sentaba en el frío suelo del baño a llorar y con unas infinitas ganas de que todo se volviera negro. Entonces las palabras se me atragantaron en la boca.
-¡Todo es mi culpa! -Justin gritó y me miró con ojos grandes y llorosos. Ahogo un sollozo con un suspiro pero lo hizo fatal. No sabía mentir. Tenía un mal sabor de boca viendo a Justin roto delante de mí. Y no me acostumbraba a la sensación de saber cómo una persona puede dejar de sonreír de un día para otro.
-¿Puedes dejar de autodestruirte tu solo?
Sus ojos ardían sobre los míos y sabía que si yo no estuviera aquí, el estaría sollozando a solas en el mundo. Esquivando a la realidad pero sabiendo que estaba detrás de todos sus pensamientos. Él no decía nada y a mí no me salían las palabras por lo tanto se creó un incómodo silencia no deseado.
-Sube.
-No.
Me miró exaltado por mi respuesta. Sus ojos eran fríos y distantes, ya no había ningún rastro de lágrimas en ellos. Extrañaba la calidez de sus ojos cuando me miraba. Quiero que vuelva Justin.
-¿Por qué?
-Prométeme que no volverás a conducir así en tu vida
El suspiró y me miro fijamente a los ojos. Vi dentro de sus pupilas un destello de algo que no pude descifrar. Tendió la mano en el aire, en mi dirección. Pase mi vista repetidas veces desde su mano hasta sus ojos midiendo en mi cabeza a cuánto podía llevar a Justin al límite.
-Te lo prometo
Y cogí su mano.
Llegamos a la playa y estaba igual de calmada que el otro día. Solo se escuchaba el rugido de las olas y el sonido veraniego de las gaviotas encima de nuestras cabezas. Aunque ya no quedaba nada del verano. Mi chaleco de lana me resguardaba del frío, sin embargo prefería los brazos de Justin a mí alrededor. Me quite los zapatos y me remangue un poco los vaqueros claros que adornaban mis piernas. Empecé a andar por la arena, era un tacto agradable y los granitos me hacían cosquillas entre los dedos.
-Vamos -Justin me dio la mano y entrelazo nuestros dedos. Se me paró el corazón- Quiero enseñarte algo.
-¿Qué es? -dije mirando como los granitos de arena jugueteaban entre los huecos de mis dedos.
-Es una sorpresa
Sus ojos se posaron en los míos en un segundo. Nos miramos largo y tendido. Nuestros ojos diciendo todo lo que no éramos capaces de decir. Y es que a veces los ojos no callan... Pensaba que el peor sentimiento del mundo era amar y no ser correspondido, pero estaba equivocada: lo peor es cuando sientes algo por alguien pero no hay palabras para describir ese algo.
-Me gusta las sorpresas -dije finalmente.
-A la mayoría de las chicas no les gusta las sorpresas..-volvió su mirada al frente.
-Ya sabes...yo no correspondo a esa mayoría
-Por eso me gustas -y eso callo en mí como un bloque de cemento. Baje la mirada viendo como caminábamos sobre la arena.
-Di algo -lo miré.
-¿Qué quieres qué diga?
-No sé -se encogió de hombros- cualquier cosa.
-Cacahuete -Y por fin volví a oír su risa. Su dulce risa que se colaba por mis tímpanos.
-¿Cacahuete? -Me miró con las cejas levantadas y con una sonrisa de oreja a oreja.
-Has dicho que diga cualquier cosa -me encogí de hombros. -Y además me gusta verte sonreír.
-Tienes una locura preciosa
Y tiro de mi mano para que nuestros cuerpos se rozaran, dejo mi mano libre y me rodeó los hombros con su brazo, dejándolo reposar ahí. Tiro un poco más de mi y plantó un casto beso en mi cabeza. Sonreí. Y volvimos a entrelazar nuestros dedos. No sé qué pasa en este maldito momento pero estoy empezando a creer que en algún momento de tu vida puede venir una persona que te abrace y vuelva a unir tus trozos rotos.
-No quiero que se vallan
-Eres fuerte
-No lo soy
-Si lo eres Justin, esta situación es difícil muy difícil pero tu eres fuerte, no lo olvides.
-Cualquier persona me hubiera dicho que no me preocupara, que todo saldría bien, pero tú...
-Odio a los hipócritas -Y con esa frase dimos por cerrada la conversación.
Narrador:
Míralos allí estaban, caminando por la arena. Con el sonido del golpe sordo de las olas de fondo. Como una triste balada. Los dos se mordían la lengua cuando un te quiero forcejeaba para salir de sus labios. Y es que el amor lo puede todo. Es el único capaz de volver loco al más cuerdo, el único capaz de poner tu vida patas arriba y el único capaz de romper universos. Desafiando a los métodos de la física. Cargándose la electricidad a golpe de caricia. Cada segundo que pasaban juntos se enredaban un poco más en la telaraña del otro. Ninguno se daba cuenta de ese sentimiento que despertaba el otro en su interior. O quizá sí, pero solían ignorarlo. Pero es que si te lo propones lo puedes lograr. No hay que tener miedo a perder porque así es como se aprende a ganar. Que hay que saber sacar la belleza de este caos y el coraje del corazón. Sólo se puede olvidar, enterrar y cavar sin uno quiere. Esto es cosa de dos, también de uno. Pero como suelen decir...El único animal más fuerte que el ser humano son las mariposas, las mariposas que tienen revoloteando en su estomago.
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Será cuestión de tiempo
FanfictionElla no era la chica que él siempre soño Él no era el chico que ella imagino Ninguno de los dos tenía una vida perfecta Pero por algún azar del destino se volvieron Perfectos el uno para el otro.