Capítulo 18;

422 17 0
                                    

NARRA ___:

 

No podía creerlo. Mi mente no podía asimilar todo lo que estaba pasando. Primero mi madre me pega. Un hueco se abre en mi corazón atravesándolo de un lado hasta el otro. Segundo, Justin y yo besándonos. Parecía algo irreal. Mil veces he sentido deseos de cogerle la mano, y mil veces me quede quieta, sin hacer nada. Estoy un poco confundida; quería besarlo pero no sabía cómo empezar. Y hoy sin pensarlo, sin planear nada ha ocurrido, nos hemos besado. Suave y lento. Algo perfecto. Estoy empezando a creer eso que dicen; que los mejores momentos ocurren sin planearlo. No sé cuánto tiempo ha pasado desde que he llegado aquí porque Justin me hace perder la noción del tiempo. Sobre todo cuando me hace reír. Me ha calmado, me ha tomado entre sus brazos y me ha tranquilizado como nadie lo había hecho antes. Me sentía una niña pequeña, a la que sus padres cuidan como si fuera el mayor de los tesoros. Yo nunca he sentido eso. Pero gracias a Justin hoy he sentido más que ese sentimiento.

 

-¿Tienes hambre? -pregunta Justin mirándome con esos ojos que me vuelven loca.

-No mucha -me encogí de hombre con un intento de mueca.

-Venga vamos -Justin se levanto y me tendió la mano. Mire su mano, luego a él. Agarre mi mano con la suya y me levante del césped.

-Te acabo de decir que no tengo hambre

-Sin embargo yo me muero por una hamburguesa -Justin me guiñó un ojo juguetonamente -Seguro que tú conoces alguna hamburguesería por aquí cerca ¿verdad?

-¿En serio? -rodé mis ojos

-Sep, vamos -Justin me cogió la mano e hizo que se me pusiera la piel de gallina. -¿Estás bien? -Me pregunto ahora más serio. Ni yo misma sabía que contestar a esa pregunta. Baje la mirada al suelo como si la hierba que estaba pisando me fuera a dar la respuesta a esa pregunta.

-No sé.

-Vamos es mejor que no pienses tanto.

Tenía razón. Pensar ahora mismo era como si me clavasen cuchillos.

 

-Ya hemos llegado, es ahí -señale el bar donde íbamos a comer próximamente.

-¿Y esto para ti, es cerca? -dice un Justin cansado con las manos apoyadas en las rodillas.

-Eres un quejica ¿lo sabías?

-Y tu confundes el cerca con el lejos, dato.

-Quejica -Digo volviéndome sobre mi misma y dirigiéndome a la puerta del bar. Lo miro, abro la puerta y hago una reverencia hacía el.

El me mira con una media sonrisa y se pone recto sobre su espalda. Empieza a caminar hacía mi peligrosamente. Estamos a centímetros.

-Idiota -dice y me pega un golpe en la cabeza. Pero flojo, con suavidad, con cariño, como un saludo.

-¡Au!

-Después el quejica soy yo -Me mira y me guiña el ojo.

Pasamos a dentro del local y localizamos rápidamente una mesa libre al lado de una gran ventana. Justin me adelante y aparta una silla. Ahora es él quien hace una reverencia.

-Serás pelota -Digo mientras me siento.

-Vaya, de nada. Eres tan simpática y tan agradecida.

 

Y nos reímos. Le pedimos dos coca colas y dos hamburguesas a la joven camarera con la falda azulada. Y tonteamos. Y hacemos gilipolleces. Y somos nosotros mismos. Viene nuestro pedido. Y comemos. Y más de una patata frita sale volando. Y reímos. Y olvido.  Y nos miramos. Y a veces nuestras pieles se rozan. Y charlamos mientras devoramos nuestras hamburguesas.

 

-¿En serio?

-Si -Justin sonríe y asiente con la cabeza.

-No me lo puedo creer.

-Pues créetelo nena.

-¿Ryan colado por Alice? Dios.

-Oye pero no se lo digas a nadie eh, que Ryan me mata.

-si si tranquilo -le guiño un ojo para que parezca en broma

-Oye que lo digo en serio -y me apunta con una patata frita. Y carcajeo.

-Tranquilo, ya sabes que pienso que el amor es un grito al vacío.

-Y el olvida es inevitable

-Estoy enamorado de ti Hazel Grace -Cruzamos nuestras miradas. Le sonrió en grande.- Esto sí que no me lo puedo creer. Tú, leyendo Bajo la misma estrella.

-Unas cuantas de veces, si. - Admite sin ningún tipo de rubor.

-Me quiero casar contigo -Reímos.

-Nos damos el primer beso y ya te quieres casar y ¿Cuándo hagamos lo que estoy pensando qué? -Lo dice con la toda la certeza de ganar un rubor que corre toda mi cara. Se ríe. Me muestra su franja de dientes blancos. Y para que mentir, me contagia la risa.

-Serás capullo -Le doy de pleno en toda la espinilla.

-¡Au! -se frota la pierna con la mano.

-Lo que yo decía quejica.

 

Y seguimos riendo. Recordando momentos buenos y divertidos. Y terminamos de comer lo que nos queda en el plato. Estábamos hambrientos. Y charlamos hasta hartarnos. Peleamos por quien debe pagar la cuenta. Y volvemos loca a la camarera. Y al final gana Justin. Pero se la debo. Y salimos a risas del local.

 

-¿Quieres dormir en mi casa hoy?

-¿Estás loco?

-No haremos nada malo. -se encoge de hombros

-No -niego rotundamente con la cabeza

-Vale rectifico, esta noche duermes en mi casa.

-Te acabo de decir que no.

-No era una pregunta.

Me coge de la mano y sale corriendo por la calle. Le grito que pare pero no lo hace. Se ríe y me contagia la risa. La gente nos mira como si estuviéramos locos. Y quizás lo estemos. Pero poco. A lo mejor un poco el uno por el otro.

 __________________________________________________________________________

¿Nos seguimos?

Instagram: @myriquilla

Twitter:  @strongbelieve1

Será cuestión de tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora