Narra ___:
Me arremeto mejor la camisa blanca dentro de la falda negra de vuelo mientras me hecho un último vistazo al espejo. Es increíble el método que tiene Justin para persuadir. “Te tiene comiendo de su mano” se burla de mí, mi subconsciente. Me miro directamente a los ojos y la adrenalina bombea rápidamente dentro de mi piel. Niego con mi cabeza cuando me doy cuenta de mis pensamientos. ¿____ Thompson nerviosa por ir a una fiesta? Pero... ¿Qué ha pasado con mi vida? ¿En qué me estoy convirtiendo?
De pronto el sonido del timbre me asalta los oídos y doy un salto por el susto. Salgo corriendo de la habitación y hasta que no llego a las escaleras no me doy cuenta que voy con mis zapatilla de estar por casa. Me ruedo los ojos a mi misma y gruño entre dientes por mi estúpido fallo. Vuelvo corriendo a mi habitación y escojo los zapatos de tacón negro que están detrás de la puerta. Tiro las zapatillas lejos y me pongo los tacones a la velocidad de la luz. Después de centrarme vuelvo a correr, pero me paro de otro gruñido cuando mis pies no se acostumbran a estas torturas de aguja. Se escucha de nuevo el timbre y bajo con cuidado las escaleras agarrada como una lapa a la baranda, porque si no me agarro, bajaré, pero de cabeza.
-¡____! -Grita mi madre.
-¡Ya abro yo mamá! -me doy un poco más de prisa bajando los escalones torpemente como puedo. Me imagino a mi misma desde fuera bajando de la forma más tonta con unos tacones que no me ayudan para nada y suelto una carcajada.
Cuando estoy abajo, cojo mi pequeño bolso y me coloco la tira en el hombro antes de volverme para ver a mi madre apoyada en el cuadro de la puerta.
-Estás preciosa -me dice sonriente con sus ojos risueños.
-No es para tanto -le respondo, mientras me acerco a ella para plantarle un beso en la mejilla.
-Diviértete -le sonrío y me aparto de ella.
-Mamá -le digo y trago saliva- es sábado, tú también deberías salir. Llevas toda la semana encerrada aquí ni siquiera has ido a trabajar.
-He trabajado desde casa -noto su nerviosismo.
-Cuando arreglamos lo de...bueno, eso...no te prohibí que saliera y que te quedaras en casa, solo necesito que te controles a ti misma. Solo eso -le sonrío y froto sus hombros.
-No quiero volver a estropearlo todo.
-Confío en ti -le doy un abrazo y me dirijo a la puerta. -Adiós
-Adiós -me sonríe y yo le devuelvo la sonrisa.
Suspiro y me retoco un poco el pelo peinándolo con mis dedos antes de abrir la puerta. Mi mirada cae en un perfecto Justin de pies a cabeza, lleva una camisa azul y unos vaqueros grises que se amoldan a la perfección a sus piernas, lleva su pelo despeinado como siempre y su mirada está concentrada en el reloj.
-Creía que me habías dado plantón...-levanta la cabeza de su reloj y se concentra en mí, me recorre con la mirada de pies a cabeza hasta terminar en mis ojos. Hace una o con sus labios y abre los ojos como platos, me río de él y me muevo incómoda en mis tacones. -Vaya...
-Hola a ti también -ruedo los ojos y él me rodea la cintura cuando me pilla desprevenida. Me acerca a su cuerpo y yo me río sin querer.
-Estás...guapísima -me da un beso en los labios y rodeo mis brazos en su cuello. Me doy cuenta de que no tengo que ponerme de puntillas porque con los tacones estoy en su misma altura. Nos separamos cuando escuchamos un claxon detrás de nosotros. Doy un respingo en sus brazos y ambos nos giramos para ver de dónde proviene el sonido.
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Será cuestión de tiempo
أدب الهواةElla no era la chica que él siempre soño Él no era el chico que ella imagino Ninguno de los dos tenía una vida perfecta Pero por algún azar del destino se volvieron Perfectos el uno para el otro.