Capítulo 20;

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Narra ___:

 

No podía dormir. En mi cabeza, los sucesos que habían ocurrido esta tarde se repetían una y otra vez. Mi mente volaba a ese momento en el que la mano de mi madre se estampaba en mi mejilla. Se me resbalo una lágrima pero la limpie rápidamente. ¿Y ahora qué hago? No puedo esconderme toda la vida de mi madre. Aquí no tengo ropa y además en algún momento tendré que ir a mi casa y enfrentarme a mi madre. Todo esto parece una rabieta de niña mimada a la que se lo consienten todo. Una niña a la que una ostia en la cara le parece un delito. Pero no. Eso es lo que piensa la gente pero nadie se detiene a mirar tu pasado, ni a entender tus razones. Eso es lo que la gente ve desde fuera. Y poco a poco los momentos del pasado que había enterrado muy sutilmente salieron corriendo por todo mi cuerpo. Era algo que quemaba. Que te hacía polvo por dentro. Recuerdos que te destruyen. Recuerdos que borran los buenos momentos. Note como mis mejillas se mojaban con algo que resbalaba por ellas. Entonces me di cuenta de que estaba llorando.

 

Justo después de que pasaran unos 5 minutos Justin apareció en la puerta. Me limpie las lágrimas lo más rápido que pude. ¿Tan alto lloraba?

-¿Estás bien? -preguntó mientras entraba a la habitación. Yo me levante con la excusa de ir al baño pero él me detuvo antes de que saliera. -¿Estás bien? -me volvió a preguntar.

-Sí -mentí aunque sonreí algo tímida.

-He visto tu sonrisa pero después he visto tus ojos, esa respuesta no me vale.

Mire hacía el suelo. No sabía que decir ni que hacer. Solo quería llorar, y llorar. Evite su mirada en el silencio que nos rodeaba. Justin dio un paso, y otro más, y de pronto se tiro en la cama.

-Ven -dio toquecitos en el lado vacío que había a su lado.

-Justin realmente quiero ir al baño.

-No me mientas y ven.

-Justin...

-Por favor -resoplé y me acerque poco a poco hasta la cama. Jugué un poco con el filo de la camiseta de Justin mientras avanzaba. Me tumbe a su lado y lo mire directamente a sus ojos mieles. El me dedico una sonrisa llena de confianza y para que mentir, llena de promesas. -Ahora puedes llorar -¿Cómo?

-¿Qué? -Lo mire desde mi sitio y él me rodeo los hombros con su brazo. Su piel hizo contacto con la mía y algo prendió fuego en mi interior.

-Que ahora es el momento para llorar. -Lo mire algo extrañada, lo típico que se le dice a alguien que está llorando es que deje de llorar, no lo contrario.- Venga llora, desahógate todo lo que quieras. Golpea algo si te apetece. Llora hasta quedarte sin agua en el cuerpo. Grita también. Venga hazlo.

-Justin pero ¿Qué mosca te ha picado?

-¿Te diré algo? -asentí hacía él para que continuara- Ahora es el momento para llorar por que cuando este momento acabe ya no podrás llorar más. Ninguna lágrima va a curar lo que ha pasado hoy. Nadie vale tus lágrimas. Y además, hay que echarle cojones a la vida. Hay que enfrentarse a ella. Por eso ahora es el momento perfecto para llorar. No mañana, ni pasado, ni dentro de un mes. Es ahora. Hoy puedes desahogarte pero mañana tienes que ser fuerte.

 

Nos quedamos en silencio un buen rato. Yo asimilando todo lo que me acaba de decir, y toda la verdad que había detrás de esas palabras. El estaba en tensión por mi reacción. Y por primera vez en mi vida, me obligue a llorar. A derramar hasta la última gota. El me abrazo por lo hombros, ahora más fuerte que antes y me dejo llorar a su lado.

Después de unos 10 minutos derramando hasta la última gota de rabia que había en mi cuerpo, decidí hablar.

 

-Tenía cinco años cuando mis padres se separaron -me sorbí la nariz- mi padre se fue de casa y no lo he vuelto a ver más. Mi madre y yo nos quedamos solas. Pero realmente fue como si la única que se hubiera quedado sola hubiera sido yo. Mi madre ahogaba sus penas en el alcohol, en la fiesta y bueno, ya sabes. -No tenía el valor de encararme con sus ojos, así que fije la mirada en la pared de en frente. Escuchaba su respiración lenta y sentía como su pecho subía y bajaba.- Me quedaba días y días sin comer. Nadie me llevaba al colegió. Nadie me duchaba, ni me daba un beso de buenas noches. Me pasaba los días completamente sola en mi casa. Joder, solo tenía 5 años. No tenía culpa de nada. Pero no sé porque, para mis padres siempre he sido el mayor error de sus vidas. Tampoco sé como sobreviví sola con 5 años pero poco a poco empecé a crecer y me convertí en una persona independiente. Lo que hacía una persona de 18, lo hacía yo con solo 7 años. Me duchaba, comía lo que pillaba, iba al colegio sola...Me he pasado media vida sola, me obligue a mi misma a crecer y hoy cuando ha llegado mi madre, me ha dicho algo que ha hecho que todo lo que he estado guardando saliera a la luz. Me dijo que, era mi madre y que tenía que ejercer como tal. Pero creo que esa frase me la debería haber dicho hace más de 8 años. Ya es muy tarde para que ejerza como una madre. Y entonces eso hizo que le dijera todo lo que pensaba y...bueno ya sabes lo que paso después.

 

Acabé de decir. Mi boca estaba seca por toda la charla que le había dado a Justin. Un silencio espeso me oprimía las emociones y las ganas de mirar a Justin. No sabía que expresión tenía en la cara, ni como había reaccionado a toda esta información.

-¿Te he aburrido tanto que te has quedado dormido?

-No -dijo por fin- solo estaba pensando en que decir, no sé qué decir en estos casos.

-No digas nada

-Me gustaría arreglar todo esos malos años pero sé que con unas cuantas palabras que no tienen un significado especial no voy a arreglar nada.

-Lo entiendo

-Gracias -dijo con una voz angelical. Ahí fue cuando me di cuenta que le había contado todo mi pasado (o gran parte) sin darme cuenta, sin pensar mis palabras y sin haber preparado un discurso mentalmente.

-Lo siento, no sé que me ha pasado. No te ofendas, pero a veces una se siente más libre de hablarle a una persona que casi no conoce que a gente que conoce de toda la vida.


-Probablemente sea porque un desconocido nos ve como somos, no como cree que somos. -Y ahí fue cuando lo mire. Sus ojos mieles me miraban con una atención especial. Sus pupilas se confundían en la oscuridad. Aún así, rodeado de toda la oscuridad de la habitación, su sonrisa era palpable por la luz que nos regalaba la luna. Pensé en decirle te quiero, o alguna moñada de enamorados. Pero me lo preferí guardar para otro momento. Me acaricie a mi misma en su cobijo mientras escuchaba la relajante canción de Justin: Su respiración. Pronto caí en un sueño absoluto.

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