Capítulo 72;

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Narra Justin:

-No sé como a mi abuelo se le ocurrió poner una piscina en lo alto de la casa, una biblioteca debajo y no ponerle un maldito garaje.

La risa de ___ invade mis sentidos y le doy un apretón a su pequeña mano.

-No pasa nada, me gusta pasear por aquí. -Ella me sonríe y me entran ganas de comérmela y no dejar ni un solo trozo.

Llevábamos caminando ya un buen rato, he tenido que aparcar el coche antes de bajarnos a la playa, solo rezo para que nadie lo robe o le haga un simple arañazo, porque si no soy hombre muerto. ___ cogió el bajo de su vestido, yo cogí sus zapatos y nuestras manos libre fueron entrelazadas. Menos mal que ya estamos a punto de llegar. Estoy entusiasmado por su regalo, no es nada del otro mundo, sólo espero que le guste. El cielo está lleno de estrellas y no tiene ninguna nube cerca que manche su color. Las olas rompen en la orilla y la paz abunda en el ambiente. Ojalá me pudiera quedar así para toda la vida, con el sonido de las olas en mis oídos, con la arena colándose por mis pies, bajo la luz de las estrellas y oliendo esa paz del ambiente. Ojalá me pudiera quedar así con ella, aferrada a su mano y con su perfume de mujer colándose por mis fosas nasales, con su risa grabada en mi mente y con sus ojos en los míos.

-¡Ya hemos llegado! -Informa ___ sacándome de mi ensoñamiento.

-¡Por fin! Ya me estaban doliendo los pies...

-Que quejica -Ella me mira de reojo y planta un beso en mi mejilla cuando hago un mohín con mi labio inferior.

-¿Quieres algo de beber o de comer? O es que haya nada especial que celebrar...

-Justin...

-¿Qué? No es mi culpa que hoy sea tu cumpleaños -Abro mis manos en señal de rendición y ella se limita a rodar los ojos.

-Vamos, ven, siéntate -La siento en una silla del comedor.

La mesa está decorada con algunos pétalos de rosas y con una vela en medio de ella.

-Esto no era necesario, de verdad. -Ella se veía incómoda en esta situación.

Por un momento me alarmo y pienso en que algún hecho de su pasado le impida disfrutar de su cumpleaños. Me siento a su lado y los nervios empiezan a acumularse dentro de mí. Le agarro las manos con las mías y le miro directamente a sus ojos.

-¿Qué pasa? Te veo incómoda ___, y no quiero que te sientas así el día de tu cumpleaños, no quiero hacerte sentir así.

___ traga la saliva que se ha creado en su garganta y me da una sonrisa inocente y llena de comprensión.

-No es por ti Justin, es por mí, no me gusta que la gente se moleste para hacerme algo.

-Pero para mí no es ninguna molestia. -Ella cierra los ojos por un momento.

Coge aire por la boca y luego lo expulsa por la nariz. Abre sus enormes ojos y me mira con una sonrisa plasmada en sus labios. No exagero cuando digo que es la cosa más bonita que he visto en mi vida.

-Venga, sorpréndeme

Sonrío como un niño pequeño cuando por fin le dejan salir a la calle a jugar y salgo corriendo hacia la cocina. Cojo la pequeña tarta del frigo y el regalo que está escondido en uno de los cajones. La adrenalina corre por mis venas y los nervios suben a cada segundo y medio que pasa.

-¡Cierra los ojos!

Sólo escucho su risa en respuesta. Sé que está emocionada, igual que yo. Cojo las velas y se las implanto a la tarta antes de ir con ella al salón y colocarla en frente de ella. Tiene los ojos cerrados y las luces de las velas hacen que se vea aún más preciosa. Me coloco detrás de ella y me suavizo la voz antes de empezar a cantar cumpleaños feliz. Lo susurro en su oído.

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⏰ Última actualización: Mar 24, 2017 ⏰

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