Capítulo 40:

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Narra ___:

 

-¡____! -Me gire al escuchar mi nombre y no fui la única que se giro para ver de dónde provenía el sonido. Entrecerré los ojos y pude ver como Justin venía hacía mi con su enorme sonrisa mañanera.

-Buenos días -dijo cuando estuvo a mi lado.

-¿Buenos? Es lunes

-Positivismo ante todo, así me gusta -y me volvió a sonreír. No me creí su sonrisa ni por un solo segundo. Quizás no lo conozco desde hace mucho tiempo. Pero conozco lo que puede haber detrás de una sonrisa. Y sus hermanos se fueron el sábado. Después de que volviéramos de la playa. Es fuerte. Yo no sabría cómo poner una sonrisa en esa situación.

-Tenemos matemáticas a primera Justin -lo miré e intente sonreír. Lo intente que conste.

-A la mierda el positivismo -Hizo un movimiento exagerado con su mano.

-Y vas a verle la cara a tu profe favorito -choque mi mano varías veces en su hombro y él me fulminó con la mirada.

-¿Ya vale no? Ese tío me tiene manía.

-Esta amargado

-Exacto -señaló.

-Le hace falta un buen polvo. -Justin me miró como si tuviera tres cabezas.

-¿Y ese vocabulario? ¿Qué me he perdido? -Reí y le pegué en su brazo. El se quejó como hacía el noventa por ciento del tiempo.

-Eres un quejica en serio -dije entrando en la clase. La mirada de Madison me fulmino cuando vio que iba acompañada de Justin. Ellos dos se miraron una décima de segundo pero él aparto la mirada. Nos sentamos juntos al final de la clase, con la atenta mirada de Madison siguiéndonos de cerca. Una foto le iba a durar más tiempo. El profesor entró  en la clase silenciando a todas las voces quedando en solo murmullos. La clase pasó aburrida hasta que...

-¿Parece que el señor Bieber y la señorita Thompson nos tienen que contar que les hace tanta gracia? -Nuestras sonrisas se borraron al segundo. Ninguno de los dos decía nada. Y yo solo era capaz de juguetear con mis dedos nerviosa.

-¿Nada que contar a la clase? -Los dos negamos con la cabeza. -Bien, pues creo que vais a tener tiempo de reír por la tarde -Justin y yo lo miramos con cara de confusión- Estáis castigados. Hoy quiero que paséis la tarde ayudando en el decorado de la obra de este año.

Y lo mejor de todo esto, es que el profesor  creía que esto era un castigo...pero era todo lo contrario.

 

Abrí las puertas del gran salón. No había nadie. Pasé por el pasillo donde había filas de sillas a los lados. Mire el escenario. Llenó de figuras de cartón sin ningún toque de color. Ese era nuestro castigo. Aunque castigo iba entre comillas porque un poco más de tiempo al lado de Justin no es un castigo. Miro a mí alrededor. Justin llega tarde. Y después de pensar eso unas manos me taparon los ojos. Y me susurraron un suave "bu" en el oído. Reí y mi risa paso a ser un eco en la sala. Me gire y lo mire a sus ojos miel. Ahora que los miraba más de cerca me estaba dando cuenta que con el día se le volvían más claros. Sonreí.

 

-Hola -susurre.

-Hola guapa

-Tenemos que ponernos manos a la obra con nuestro castigo -resoplé.

-¿Castigo? -y rió un poco, dejando ver un poco de su franja de dientes.

Será cuestión de tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora