Capítulo 32;

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Narra Justin:

 

Todo esto parecía una telenovela barata. Mi padre en casa después de  un año sin vernos y ___ en la ducha vestida de pies a cabeza. Cuando se lo cuente a mis nietos será gracioso pero ahora mismo no es gracioso. Es jodidamente confuso. Fui a la habitación de mis hermanos y les eche un vistazo. Luego entre en mi habitación y cogí ropa para ___. Una camiseta blanca básica, unos pantalones de chándal y unas supras. Yo me puse unos calzoncillos y la parte de abajo de un chándal dejando mi torso al desnudo. Salí de mi habitación sin hacer ruido. Llamé en la puerta del baño temiendo que ____ no pueda escucharme.

-¿____?

-¿Qué? -pude notar como apagaba la ducha y el agua dejaba de caer en cascada.

-¿Estás visible?

-Necesito una toalla -Quite el pensamiento que corrió dentro de mi cabeza.

-Están dentro -Abrí un poco la puerta- ¿Tienes la cortina echada?

-Sí

Entre por completo en el baño y deje la ropa limpia en el lavabo y los zapatos en el suelo. El pensamiento de que ____ estaba desnuda hacía que mis manos temblarán. Al igual que el pensamiento de que solo nos separaba una estúpida cortina hacía que me pusiera nervioso. ¿Qué te pasa Justin? Yo nunca me he puesto nervioso en estas situaciones. Eche la ropa mojada de ___ en el cesto de la ropa sucia y cogí del armario una toalla.

-¿Me puedes dar ya la puta toalla? -susurró pero con un tono de su voz grave.

-No seas impaciente muñeca -le di la toalla por un lado de la cortina. Sin mirar hacía la ducha porqué estaba jodidamente nervioso. Noté como ella cogía la toalla en un movimiento brusco.

Di algunos pasos hacia atrás y de un momento a otro ___ quito la cortina que nos separaba. Me quede embobado. La toalla estaba liada en su cuerpo con gracia pero dejaba sus piernas al desnudo. Sus piernas, sus apetecibles piernas. Hice un escaneo a su cuerpo entero. Y oh dios. Creo que voy a convulsionar.

-¿Disfrutando de la vista nena? -Dijo en un intento de imitar mi voz. Salió de la ducha y estaba en frente de mí. Solo nos separaba un paso. Un maldito paso que podría dar para que nuestros cuerpos se toquen.

Ella me miraba desde abajo con sus grandes ojos. Ahí me di cuenta que era mucho más baja que yo. Mi mirada paso a sus labios. Gruesos, rosados y deseables. Un escalofrío corrió mi piel. Noté como un pequeño rubor se deslizaba por sus mejillas blancas dándoles un poco de color.

-¡Justin voy a salir un momento! -grito mi padre desde la primera planta. Ninguno de los dos quitamos el contacto de nuestros ojos. Estábamos jodidamente hipnotizados el uno con el otro.

-¡Vale! -grite yo para que me escuchara.

Mi pulso se estaba acelerando con cada segundo que pasaba. La adrenalina corriendo por mis venas. Mis ojos pasaron de sus ojos a sus labios repetidas veces. Hasta que escuche la puerta cerrarse de un portazo. Nuestros hombros se relajaron y los dos curvamos nuestros labios. Entonces di el paso que faltaba. El paso que separaba nuestros cuerpos. Ahora nuestras pieles se rozaban levemente. La agarré de la cintura y sentí como el mundo se borraba al contacto de su piel.

-O te beso o me besas. Decide.

Susurré cerca de su oído. Podía escuchar los latidos de su corazón débilmente. Acaricie mis labios en ella. El simple roce de mis labios en su mejilla provocaba una explosión dentro de mí. Me separé y la mire a los ojos. Los cuales estaban cerrados. Sabía que había una batalla dentro de ella. Corazón vs Cerebro. Sus labios se abrieron levemente dejando pasar un poco de aire entre sus labios resecos. Me acerque a ella. A sus labios concretamente.

Será cuestión de tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora